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Rotación / 25 mentarias pero que ayudan mucho en inspecciones ocasionales. Las actuaciones remotas tampoco son posibles cuando se requiere una formación reglada específica, como es el caso de las tomas de muestras de amianto para el inventario del código IHM, que por su peligrosidad en barcos de bandera española tienen que ser tomadas por personal calificado específicamente según la legislación de riesgos laborales. Acabamos de mencionar el inventario de sustancias nocivas (IHM), reglamentación que entró en vigor el 1 de enero de 2020, justo cuando empezó la extensión de la pandemia. Realizar las tomas de muestras en tantos buques constituyó un trabajo inmenso dadas las dificultades de viaje, sin vuelos ni trenes ni restaurantes ni hoteles. Podemos estar satisfechos de que, salvo algunos buques en lugares lejanos inaccesibles, todos los demás obtuvieron sus inventarios a tiempo. En general, como decimos, la atención a la flota y a los astilleros demostró una gran profesionalidad y capacidad de sacrificio en un entorno muy difícil. En el éxito tiene mucho que ver la activa participación y liderazgo de la Dirección General de Marina Mercante, que mantuvo contacto permanente con nosotros en todo momento. La consideración por parte de la DGMM de la inspección como un servicio esencial, nos permitió una movilidad que en otro caso habría estado normalmente bloqueada. Las entidades públicas como SASEMAR, el CSIC, el IEO, ISM, Guardia Civil, etc, han estado siempre accesibles e involucradas. Con la Armada la comunicación ha sido permanente, incluso por whatsapp cuando ha sido necesario, imprescindible dada la cantidad de buques mantiene actualmente en las fases de diseño y de construcción. La Armada fue en 2020 posiblemente el mayor tractor de la Ingeniería Naval en España, con la serie de fragatas F-110, los submarinos S-80, el buque de rescate de submarino, la adquisición del buque para el Ejército de Tierra y una larga serie de proyectos de I+D+i para desarrollar en España la infraestructura que la Defensa Nacional necesita. En resumen, la capacidad de producción y de explotación de los buques se mantuvo razonablemente. Otra cosa fue la actividad comercial, que se redujo sensiblemente, como consecuencia de la crisis generada y de las difíciles perspectivas de la economía, pero además también por causa de la cancelación de ferias, eventos profesionales y contactos in situ, que en este sector marítimo tan acostumbrado al trato personal son esenciales para conocer nuevas oportunidades de negocio que acaban traduciéndose en contratos. Afortunadamente, una vez más, esperamos que la globalización de nuestro sector nos haga menos vulnerables a la gran caída del PIB español durante la pandemia y estimule la recuperación. En medio de un paisaje tan poco brillante, el sector no se ha parado ni un momento, en muchas ocasiones movido por la Administración, como es el caso de los nuevos proyectos para SASEMAR, la “Para este año tenemos la entrada en vigor de los requisitos de ciberseguridad en el sistema de gestión de la seguridad de los buques”

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