Q93 - Tecnología y equipamiento para la industria química
BIOPLÁSTICOS 27 leramos la evolución de la naturaleza. Así, luego podemos utilizar esa enzima en un sistema confinado en un tanque para que degrade los plásticos y libere los monómeros, en vez de usar un sistema químico como la pirolisis o la gasifi- cación, que es lo que se hace ahora. En nuestro laboratorio queremos usar estas enzimas en un futuro próximo para que esos monómeros nos sirvan para hacer otros plásticos de una manera más sostenible o bien para que las bacte- rias se alimenten y hagan un bioplástico. ¿Por qué este sistema es menos contaminante que la pirolisis? Yo creo en la pirolisis ciegamente, tiene muchas ventajas. Las incineradoras, que tienen muy mala fama, son mara- villosas porque puedes destruir materiales que de otra manera no podrías. El problema es que emiten gases de efecto invernadero, por eso nadie quiere tener una cerca de casa. Pero, ¿qué pasa si todo ese gas que se libera lo recoges, lo recolectas y se lo das como alimento a las bac- terias para que hagan bioplástico? Eso lo podemos hacer también en SusPlast. ¿Ya se está haciendo? Eso es lo que estamos investigando. Ahora, cuando se hace la pirolisis se obtienen los monómeros, pero el gas se pierde y no se recolecta, y eso es una desventaja. En el laboratorio estamos cultivando bacterias con CO2 y monóxido de carbono, un gas sintético y muy tóxico que, en el fondo, es carbono que se transforma en carbono. De este modo, cuando no puedo usar una basura para hacer plástico porque es muy compleja, la quemo, la pirolizo y el gas funciona como la basura. Si lo piensas la fórmula es: quemo, produzco gas, lo recojo y se lo doy a la bacteria. La plataforma también desarrolla estrategias socio- educativas, ¿en qué se concretan y qué pretendéis con ello? Evitar la confusión en la opinión pública y que no se difundan mensajes erróneos. Mentiría si dijera que los bioplásticos son maravillosos, que los vamos a ver en el supermercado mañana y que van a servir para todo. Sí afirmo que para envases alimentarios van a funcionar. Otra confusión habi- tual es considerar que los plásticos degradables pueden tirarse al medioambiente. En una charla en un colegio, un chico levantó la mano cuando les explicaba cómo se reci- cla y les pedía que por favor no dejaran el parque lleno de plásticos. Me dijo: “Los bioplásticos no van a funcionar”. “¿Por qué?”, le dije. Y me contestó: “Porque si sabemos que son degradables los vamos a dejar tirados más todavía”. Así que tengo que saber qué mensaje quiero transmitir. Defiendo un producto en el que creo y explico que, seguro que los bioplásticos van a llegar a nuestras casas, pero tiene que haber un sistema público para su recogida y separación. Igual que con los plásticos tradicionales. La única diferen- cia es que cuando lleguen a la planta van a entrar en un proceso biotecnológico de degradación. Entonces, desde el punto de vista del consumidor, ¿el uso de bioplásticos implica también nuevos hábitos? A veces es confuso decir que los bioplásticos son degra- dables porque entonces parece que podemos tirarlos al medioambiente, que van a desaparecer, y que además no pasa nada porque llegan al mar y se degradan. Esto no siempre es así. Solo ocurre si el material se ha diseñado para degradarse en ese ambiente en concreto, y en aplicaciones en las que el beneficio es muy claro, como por ejemplo en pesca o agricultura. Realmente la política de tratamiento de residuos debe ser similar a la de los plásticos derivados de la industria petroquímica. Tiene que haber una fórmula para que el usuario sepa qué hacer con ese plástico –tiene que estar bien certificado– y después debe haber sistemas de reciclado a nivel municipal, nacional y europeo. Debe estar previsto cómo los cogemos, cómo los separamos y cómo los reutilizamos en sistemas de compostaje industrial. ¿Uno de los retos es generar sistemas de recogida y tratamiento de estos nuevos materiales? Claro. Nosotros defendemos el sistema de recogida y separación de materiales, incluidos los de base biológica. Tiene que haber una certificación que diga en qué con- tenedor tienes que echarlos. Algunos igual irán a restos porque pueden ir a un vertedero o degradarse perfecta- mente en un sistema de compostaje de casa, pero otros tendrán que ir a separarse, porque hay que meterlos en un tanque de fermentación y dejar que las bacterias hagan su labor. Esto es el futuro y lo vamos a ver, es inevitable. Pero hay que hacer pedagogía y no solo entre los niños, también entre responsables de las instituciones públicas. Como investigadora, ¿qué te sugiere el título de este ciclo de entrevistas, ‘Científicas y Cambio Global’? Lo queme sugiere es que ojalá no tuvieras que preguntármelo y el papel de las científicas en este asunto tan importante estuviera asumido por todo el mundo. La capacidad de las mujeres en este tipo de estrategias está más que demos- trada. Un buen ejemplo, aunque no sea científica, es Ellen McArthur, una mujer que ha impactado por ser la ideóloga de la economía circular. Realmente está influyendo en toda la economía mundial y ha cambiado el proceso de producir no solo plásticos, sino un montón de productos. n Esta entrevista forma parte del proyecto 'Científicas y Cambio Global. Programación de la Red de Cultura Científica del CSIC’, que cuenta con la colabora- ción de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología - Ministerio de Ciencia e Innovación.
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