“Hay mucha incertidumbre en términos de tecnología, costos, sostenibilidad y proyectos. No desde la perspectiva de las emisiones, sino en la sostenibilidad operativa de los proyectos”, expresó Brian Murphy, experto en hidrógeno y combustibles bajos en carbono de S&P Commodity Insights. “Nos encontramos en una fase inicial, para el despliegue global del hidrógeno verde, donde los fondos se han presupuestado, en algunos casos se han entregado, pero se ha gastado muy poco. Y es en ese gasto donde esperamos ver el desarrollo de proyectos en los próximos tres a cinco años”, apuntó Murphy. Asia, particularmente Japón y Corea del Sur, también está tomando medidas para integrar el hidrógeno en sus sistemas energéticos. Estos países han adoptado estrategias para importar hidrógeno y amoníaco limpio y han destinado fondos significativos para contratos de diferencia que subsidian el suministro de hidrógeno extranjero. Murphy explicó: “Estamos empezando a ver un tirón de demanda en las políticas en el extranjero. Japón ha aprobado su legislación que asigna 20.000 millones de dólares en los próximos 15 años para ser gastados en contratos de diferencia para estimular el suministro de hidrógeno limpio o amoníaco”. “La metáfora del huevo y la gallina resulta apropiada porque necesitas que la oferta y la demanda crezcan juntas. Hay mucha incertidumbre en términos de tecnología, costos, sostenibilidad y proyectos. No desde la perspectiva de las emisiones, sino hablamos de la sostenibilidad operativa de los proyectos. Ya que son cosas muy novedosas. Mientras EE. UU. se ha centrado más en el lado de la oferta, en el extranjero vemos un enfoque un poco más en la integración de la demanda. Por ejemplo, en Corea del Sur y Japón, aunque también están viendo un poco de esto en lugares como China, India y Europa, que se enfocan un poco más en el lado de la demanda”. Sin embargo, para poder culminar un despliegue exitoso de este vector energético es necesario llevarlo hasta donde sea requerido. Ya hablemos de usos industriales o de una red de distribución destinada al tránsito de pasajeros y mercancías, transportar el hidrógeno a través de grandes distancias de manera rentable y constante resulta importante para su despliegue a nivel internacional. “Ahora mismo no hay mucha infraestructura para transportar hidrógeno y hay muchas dudas sobre como de caro va a ser mover el hidrógeno, especialmente en pequeñas cantidades y en proyectos en fase inicial. Realmente necesitas escalar al transporte por tubería o en barcos grandes para reducir los costes”, expuso Murphy. La transición hacia una economía del hidrógeno requerirá un enfoque equilibrado que considere tanto la producción como la demanda. Las políticas y regulaciones deben ser flexibles para adaptarse a la evolución del mercado y las necesidades tecnológicas, garantizando que el hidrógeno pueda desempeñar un papel crucial en la descarbonización global. En esta línea, Murphy concluyó: “Es necesario que la oferta y la demanda crezcan juntas para asegurar que el hidrógeno limpio esté disponible cuándo y dónde se necesite”. n común europeo para estimular el uso de hidrógeno en sectores difíciles de descarbonizar, como la industria pesada y el transporte marítimo. Por otra parte, la legislación estadounidense, especialmente a través de la Ley de Reducción de la Inflación (IRA, por sus siglas en inglés), ha introducido subsidios significativos para la producción de hidrógeno verde. Sin embargo, estas ayudas vienen acompañados de estrictas regulaciones. Para ello, las nuevas normas estadounidenses se centran en tres pilares: incrementalidad, entregabilidad y correlación temporal. Esto implica que los activos renovables deben ser nuevos, los electrones producidos por este activo deben ser “teóricamente entregables” al electrolizador a través de la red (es decir que la producción de energía renovable no puede estar muy apartada de los electrolizadores, por ejemplo obtenida a través de contratos virtual PPA’s) y que la producción de hidrógeno deberá coincidir temporalmente con la producción de energía renovable a partir de 2027. Concretamente, el gobierno de EE.UU. ha asignado siete mil millones de dólares para el lado de la oferta y aproximadamente mil millones para la demanda a través de la Ley de Infraestructura Bipartidista de 2021. Murphy explicó que “los ‘hubs’ de hidrógeno en EE.UU. están en una fase inicial, con un enfoque significativo en asegurar la producción antes de que la demanda esté completamente establecida”. Este enfoque busca garantizar que cuando la demanda comience a crecer, haya suficiente capacidad de producción para satisfacerla. Por su parte, el experto en hidrógeno de S&P Commodity Insights apuntó “en el lado de la oferta observamos tensiones a la hora de desplegar una nueva industria sin sacrificar los objetivos de descarbonización, especialmente teniendo en cuenta todas las restricciones destinadas a asegurar los objetivos ambientales”. 39 HIDRÓGENO
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