Tecnología y equipamiento para la industria química - Q109

72 RECICLAJE QUÍMICO Además, la nafta virgen, a la que sustituye el aceite de pirólisis, suele requerir etapas de purificación para cumplir las especificaciones. La nafta virgen es un subproducto del proceso de hidrotratamiento del gasóleo en las refinerías. Este proceso “purifica“los destilados de procesos previos de conversión y separación para cumplir los requisitos y especificaciones del procesamiento posterior. En estos procesos, se eliminan los contaminantes presentes de forma natural en el petróleo virgen primero y en los destilados después. Además, la nafta difiere en función del petróleo virgen que se produzca y de la instalación de producción. La nafta virgen no es un producto homogéneo, lo que a su vez da lugar a diferentes necesidades en cuanto a las etapas de purificación. La referencia del autor a los ”límites de contaminantes” en los craqueadores a vapor carece de especificidad en cuanto a la naturaleza de estos límites, los craqueadores a vapor específicos a los que se aplican y las fuentes de las que se deriva esta información. Es importante señalar que las craqueadoras de vapor presentan una variabilidad considerable en sus especificaciones, por lo que las afirmaciones generales no son adecuadas para caracterizarlas de forma exhaustiva. Además, varias afirmaciones relativas a los aceites de pirólisis son demasiado generales y pueden no tener en cuenta las variaciones en las fuentes de materias primas. Por ejemplo, algunas referencias a la madera y la celulosa como contaminantes pueden ser contextualmente precisas para determinados procesos de pirólisis, como los que utilizan materias primas derivadas de la madera. Sin embargo, estas referencias pueden no ser válidas cuando se trata de flujos de residuos plásticos, en los que la contaminación por madera y celulosa suele ser insignificante. No proporcionar el contexto necesario para estas afirmaciones en relación con un flujo específico de residuos plásticos puede ser muy engañoso. Es crucial reconocer que la mayor parte de la capacidad de pirólisis, ya sea actualmente operativa o planificada, se dirige principalmente a residuos plásticos post-consumo o post-industriales mezclados como materia prima. Esta distinción es importante porque subraya el hecho de que diferentes flujos de residuos, como los residuos de la fragmentación de automóviles (RTA) y los residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE), pueden requerir distintos pasos preparatorios antes de someterse a la pirólisis y a los subsiguientes procesos de mejora. Está bien establecido que los procesos de purificación y mejora se aplican rutinariamente al aceite virgen fósil, y la transición a los aceites de pirólisis como nueva materia prima conlleva ajustes relativamente menores. Estos ajustes pueden compararse a las adaptaciones que se realizan en las refinerías tradicionales cuando se pasa de una fuente de petróleo fósil a otra. Por lo tanto, es esencial destacar que los procesos de pirólisis son versátiles y pueden adaptarse a las características específicas de la materia prima de entrada, garantizando una conversión eficaz y unos resultados de calidad. Los residuos plásticos postconsumo son una mezcla heterogénea que comprende varios tipos de plástico entremezclados con contaminantes. Esta diversidad inherente plantea importantes retos técnicos y económicos a la hora de considerar los procesos de reciclado mecánico. Aunque es factible reciclar mecánicamente ciertos residuos de plástico flexible postconsumo hasta cierto punto, es crucial reconocer que una parte significativa de los materiales de envasado flexibles y multicapa flexibles presenta obstáculos insuperables para el reciclado mecánico debido a su compleja composición y a su intrincada estratificación. Los productos resultantes son a menudo limitados en términos de cantidad y valor, agravados por la degradación del polímero en cada ciclo de reciclado sucesivo. Además, estos productos no suelen cumplir las estrictas normas exigidas para las aplicaciones alimentarias. Aquí es precisamente donde la propuesta de valor de la pirólisis surge como una alternativa atractiva. Los procesos de pirólisis ofrecen un medio para abordar eficazmente los retos que plantea la naturaleza diversa y contaminada de los residuos plásticos postconsumo. Permiten convertir estos materiales tan difíciles en productos valiosos. Además, los estudios de evaluación del ciclo de vida (ECV) desempeñan un papel fundamental en la evaluación exhaustiva de la huella medioambiental de los plásticos reciclados. Estos estudios consideran varios aspectos, incluido el impacto de la mejora del hidrotratamiento tras la pirólisis. Las conclusiones extraídas de estas evaluaciones se basan en datos empíricos obtenidos de los proveedores de tecnología, en consonancia con el conjunto de investigaciones científicas realizadas en este campo5. El cloro no es un problema importante para el propio craqueador a vapor, sino

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