11 TRANSICIÓN ENERGÉTICA mático. Muestra como los gobiernos están en camino de producir más del doble de combustibles fósiles en 2030 de lo que sería necesario para limitar el aumento de la temperatura global a 1,5 grados Celsius. En otras palabras, los gobiernos literalmente están duplicando la producción de combustibles fósiles; eso significa un doble problema para las personas y el planeta. No podemos abordar la catástrofe climática sin abordar su causa fundamental: la dependencia de los combustibles fósiles. Las emisiones de combustibles fósiles ya están provocando un caos climático que está devastando vidas y medios de subsistencia, y vamos camino de algo mucho peor. Los líderes deben actuar ahora para salvar a la humanidad de los peores impactos del caos climático y aprovechar los extraordinarios beneficios de la energía renovable. Eso significa poner fin a nuestra ‘adicción’ a los combustibles fósiles reduciendo la oferta, reduciendo la demanda y acelerando la revolución de las energías renovables, como parte de una transición justa”. Sin embargo, el propietario y fundador de Grupo Moure, Marcos Moure, recordó en un comunicado de prensa que si la producción aumenta es porque la demanda es mayor, especialmente en zonas en pleno auge y necesitadas de energía para crecer: “es difícil cumplir los requisitos de disminución de energías fósiles a medio plazo, porque no hay alternativas realmente eficientes y económicamente viables”. Así, el fundador de Grupo Moure tildó de “incoherente” la realidad de los países productores y consumidores de petróleo, pues la mayoría de ellos no se muestran dispuestos a renunciar a su crecimiento económico para parar la degradación del medio ambiente. Por todo esto, Marcos Moure hizo un llamamiento a la reducción de emisiones, pero de forma realista, es decir, “buscando fórmulas para contaminar menos, pero sin que afecten a la competitividad de los Gobiernos”. CONTRADICCIONES ENTRE COMPROMISOS Y ACCIONES El análisis revela que, en conjunto, “los gobiernos planean aumentar la producción mundial de carbón hasta 2030 y la producción mundial de gas y petróleo hasta 2050”. Estos planes entran en conflicto con las expectativas de una demanda máxima de estos recursos en la próxima década, incluso sin nuevas políticas. A pesar de los esfuerzos para reducir las emisiones, “los principales países productores no han adoptado objetivos de reducción en la producción de combustibles fósiles”, señala el documento de las NU. Desde la primera edición del Informe sobre la Brecha de Producción de las Naciones Unidas en 2019, “estos datos se han mantenido sin cambios”. A pesar de una emergente transición hacia la energía limpia y de que ya se vislumbra el pico en la demanda de carbón, petróleo y gas, los niveles globales de producción de combustibles fósiles planeados y proyectados en el informe siguen estando enormemente desalineados con los niveles necesarios para alcanzar el objetivo de temperatura a largo plazo del Acuerdo de París. Por su parte, Inger Andersen, directora ejecutiva del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente aseguró que “impulsar las economías con energía limpia y eficiente es la única manera de poner fin a la pobreza energética y reducir las emisiones al mismo tiempo. A partir de la COP28, las naciones deben unirse detrás de una retirada planificada y equitativa del carbón, el petróleo y el gas, para aliviar las turbulencias que se avecinan y beneficiar a cada persona en este planeta”.
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