65 RESIDUOS Nanoquitina. bajo precio de mercado y, en algunas zonas, la baja aplicabilidad debido a su contenido en metales pesados, la escasa aceptación social o incluso la emisión de malos olores. Por su parte, tenemos la digestión anaerobia genera biogás, una fuente de energía renovable, y tiende a ofrecer mayores beneficios medioambientales; pero esta tecnología es altamente sensible a la calidad de los biorresiduos. La implantación de la recogida selectiva de biorresiduos urbanos en toda la Unión Europea hace necesaria tanto la superación de estos inconvenientes como la búsqueda de tecnologías alternativas de tratamiento. Esta es una fuerza impulsora para el desarrollo y la aplicación de nuevas tecnologías de bioeconomía circular para transformar los biorresiduos en bioproductos valiosos. En este contexto, Itene participa en diversos proyectos en los que se desarrollan nuevas tecnologías para la valorización de los residuos orgánicos, transformándolos en productos de alto valor añadido. Es el caso del proyecto Scalibur, financiado por el programa europeo Horizonte 2020 y liderado por el centro tecnológico, que comenzó en noviembre de 2018 y terminará en octubre de este año. Acrónimo de Scalable technologies for bio-urban waste recovery (Tecnologías escalables para la recuperación de residuos biourbanos), Scalibur busca reducir la brecha entre la viabilidad tecnológica y las aplicaciones industriales en el campo de la valorización de residuos orgánicos urbanos, reforzando la cooperación estratégica entre distintos sectores y creando nuevas oportunidades de negocio. Para ello, Scalibur desarrolla una amplia gama de soluciones innovadoras para transformar los residuos orgánicos urbanos en productos de alto valor añadido, como bioplásticos, biopesticidas y proteínas para alimentos y piensos. En el marco de este proyecto, Itene ha trabajado en la extracción de compuestos de alto valor añadido como la quitina o el quitosano a partir de la especie Hermetia illucens (mosca soldado-negra) que degrada mediante la ingestión los residuos orgánicos procedentes del canal Horeca (hoteles, restaurantes y cáterin) y de supermercados, empleando técnicas de química sostenible y desarrollando procesos capaces de ser escalados en un entorno industrial. Tanto la quitina como el quitosano presentan un elevado interés en diversas áreas de aplicación, entre las que podemos destacar, el tratamiento de aguas (uso de quitosano como coagulante natural), la alimentación (aditivo alimentario y pienso animal), la agricultura (fertilizante y estimulante de las defensas vegetales). Específicamente, en el marco de este proyecto, Itene está desarrollando nanofibras de quitina para su utilización como refuerzo en la formulación de materiales compuestos para aplicaciones de envasado de alimentos, así como para el desarrollo de recubrimientos biobasados y biodegradables, teniendo como principal objetivo la mejora de la permeabilidad a oxígeno y de la estabilidad térmica de varios tipos de plásticos, lo que permitirá alargar la vida útil de alimentos envasados. Como continuación del proyecto Scalibur Itene promovió el proyecto HOOP, también enmarcado y financiado por el programa Horizonte 2020. Este proyecto tiene como objetivo prestar asistencia técnica a 8 ciudades ‘faro’ de cara a satisfacer los requerimientos administrativos, técnicos, económicos, financieros y legales necesarios que hagan posible el impulso de inversiones e iniciativas de bioeconomía a nivel local para la obtención de bioproductos de alto valor a partir aguas residuales y de la fracción orgánica de residuos sólidos obtenidos a nivel municipal. Itene actúa como líder técnico de las tecnologías desarrolladas previamente en el proyecto Scalibur, que - junto con tecnologías desarrolladas en otros Quitosano.
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