Q107 - Tecnología y equipamiento para la industria química

10 TENDENCIAS emisiones puede reducirse a ocho productos: El 75% de las emisiones de gases de efecto invernadero proceden de la producción de amoníaco, eteno, propeno, ácido nítrico, negro de humo, caprolactama, ceniza de sosa y fluoroquímicos. Un enfoque para la producción de eteno y propeno es el desarrollo de craqueadores de vapor calentados eléctricamente. Numerosas empresas químicas lo promueven actualmente. Esto se debe a que los hornos de craqueo, en los que se producen los materiales básicos para la fabricación de plásticos y productos químicos básicos a partir de nafta, etano, propano y butano, tienen un balance energético miserable: se producen casi 700 kilogramos de dióxido de carbono por tonelada de eteno producida. Se calcula que las emisiones totales de CO2 de los craqueadores de vapor explotados en todo el mundo ascienden a 300 millones de toneladas anuales. El 90% de esta cantidad corresponde al calentamiento del horno de craqueo, y esa es la buena noticia. Si los hornos pudieran calentarse con electricidad renovable, se daría un paso importante hacia una química climáticamente neutra. BASF, Sabic y Linde colaboran actualmente en un craqueador de vapor calentado eléctricamente. Paralelamente, Dow y Shell están impulsando juntos el desarrollo. Aunque estos procesos se probarán inicialmente a escala piloto, Ineos ya ha anunciado la construcción de una planta a gran escala en el puerto de Amberes, aunque la tecnología para ello aún está abierta: el nuevo craqueador utilizará etano como materia prima y en el futuro podría calentarse exclusivamente con hidrógeno neutro para el clima. Además, durante la construcción se estudiarán opciones de captura y almacenamiento de CO2 (CCS) y hornos alimentados eléctricamente. ELECTRIFICACIÓN Y ECONOMÍA CIRCULAR En general, la electrificación es una palanca esencial con respecto a la química climáticamente neutra. Si en el futuro el vapor de proceso necesario ya no se produce a partir de la combustión de combustibles fósiles, sino con electricidad generada de forma sostenible, se pueden conseguir grandes ahorros en las emisiones de dióxido de carbono. Las bombas de calor también pueden desempeñar un papel en este sentido: Alimentadas con electricidad renovable, permiten generar vapor a partir de calor residual que antes no se utilizaba. Junto con MAN Energy, BASF está investigando actualmente el uso de una gran bomba de calor con una potencia térmica de 120 megavatios en la planta de Ludwigshafen. Cada vez son más las empresas químicas que se abastecen de electricidad procedente de parques eólicos para la electrificación de sus procesos, incluso de aquellos que aún no se han construido. Pero las capacidades de electricidad renovable necesarias para la química basada en la electricidad son enormes. Según un estudio de Dechema, en Europa se necesitaría casi un 50% más de electricidad para ello que la disponible actualmente en Europa. Sin la importación de hidrógeno verde o azul, amoniaco o metanol de regiones con grandes capacidades de electricidad renovable, la mayoría de las naciones químicas no podrán alcanzar el objetivo de la neutralidad climática. Además, el abandono total de las materias primas fósiles exigirá en el futuro la síntesis de productos químicos a partir de hidrógeno y dióxido de carbono. El proceso para ello -la síntesis de Fischer-Tropsch- está disponible. Los flujos de gases residuales de la industria cementera (acoplamiento de sectores), por ejemplo, se plantean como fuente de dióxido de carbono. El hidrógeno también desempeña un papel central en la producción de la mayor sustancia química básica en términos de volumen: la síntesis de amoníaco. Ningún otro proceso de fabricación química emite tanto CO2 perjudicial para el clima. Hasta ahora, el amoníaco se producía principalmente a partir de gas natural mediante reformado con vapor, pero en el futuro requerirá enormes cantidades de hidrógeno neutro para el clima. Éste puede producirse bien por electrólisis del agua con electricidad renovable, bien por reformado al vapor con posterior captura y almacenamiento de CO2 (hidrógeno azul). Un nuevo enfoque es la pirólisis del metano, que actualmente están desarrollando varias empresas e instituciones de investigación. Otro producto químico básico también se basa en el gas natural: el alcohol metanol. En el futuro, podría producirse a partir de hidrógeno y dióxido de carbono generados a partir de biomasa u otros procesos industriales (acoplamiento sectorial). Otra fuente de materias primas en el futuro puede provenir de la economía circular: por ejemplo, los fabricantes de plásticos están trabajando en nuevos procesos con los que los residuos plásticos

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