32 RECICLAJE fumigatus y Burkholderia anthina. Estos microorganismos tienen actividad enzimática, liberando enzimas extracelulares hidrolíticas capaces de escindir polímeros, así como sustancias derivadas de hidrocarburos. De igual forma, extendiendo el concepto de degradación biológica para el reciclado enzimático de polímeros, se aisló e identificó el Bacillus Licheniformis strain Ali5 como cepa degradadora del polietileno de baja densidad (LDPE). Estos resultados son muy prometedores, y demuestran que el reciclado mediante biotecnología de polímeros no biodegradables es posible. Los tiempos son largos, sin embargo, su impacto ambiental, respecto al bajo coste energético o al bajo empleo de sustancias y productos químicos, lo hace atractivo frente a procesos convencionales. Todavía tiene un gran recorrido, tanto de investigación, como de incorporación al mercado, que puede cobrar una gran importancia para recubrimientos y separación de residuos plásticos complejos, mediante tecnologías más limpias. Otra de las investigaciones realizadas por el Instituto Tecnológico del Plástico, Aimplas,, ha sido el avance hacia procesos de reciclaje químico y termoquímico de composites de resinas de poliéster y epoxi con fibras de vidrio y carbono. En estos procesos de solvólisis y pirólisis, principalmente el mayor coste va relacionado con las temperaturas elevadas y los amplios tiempos de proceso. En este sentido, se evaluaron procesos complementarios, tanto usando catalizadores como induciendo el proceso de solvólisis o de pirólisis mediante microondas. En el caso de procesos de solvólisis, se analizaron para el reciclado de composites diferentes parámetros como disolvente, co-disolvente, temperatura, catalizador y tiempo de reacción. La parte polimérica, correspondiente a la resina se degrada mediante ruptura selectiva de determinados enlaces para la obtención de monómeros y oligómeros. La parte de la fibra se separa de la reacción mediante filtrado y posterior lavado, que permite además separar los catalizadores empleados para su posterior reutilización. El equipamiento empleado son reactores, de baja o alta presión dependiendo de las condiciones, como el que se muestra en la siguiente imagen. La pirólisis catalizada había sido ampliamente estudiada para el caso de biomasa y poliolefinas, pero no para composites. Se analizaron catalizadores como aluminosilicatos y en concreto zeolitas, caracterizados por tener estructuras cristalinas específicas y con una actividad que depende, además de otros factores, de la acidez, la superficie específica y el tamaño de poro. La introducción de zeolitas reduce los tiempos de pirólisis, aunque requiere una etapa de tamizado y calcinación que permite separar el catalizador sólido y a la vez recuperar las fibras, eliminando los restos de carbón de la fase sólida. Este tamizado puede ser escalado mediante una etapa de elutrización por aire. En la imagen, a la derecha, se muestra la planta piloto de pirólisis y a la izquierda la planta de elutrización por aire o zigzag de Aimplas,. Respecto a los procesos de microondas, tanto en solvólisis como en pirólisis, se obtienen resultados de reducción de consumos energéticos por encima del 85%, aunque actualmente el reto principal es su escalabilidad, aunque empiezan a existir desarrollos a escala comercial, que si bien actualmente no se aplican a composites se espera que a medio plazo puedan tener como objetivo este tipo de residuos. Estas son algunas de las investigaciones realizadas que demuestran el importante campo del reciclado de composites y plásticos complejos y las grandes posibilidades que presentan, así como la necesidad de seguir investigando para realmente alcanzar una economía circular. n
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