Tras dos años llenos de turbulencias y situaciones anómalas, este ejercicio de 2022 parece que vuelve a posicionarse como un año lleno de retos y desafíos. Por un lado, la ya interiorizada situación pandémica, con el estrés laboral generado y la incógnita sobre lo que pasará con el comportamiento del cliente particular durante este año 2022. Además, parece que seguiremos con dificultades en la cadena de suministro. El escenario inflacionista y de escasez de materias primas nos acompañará durante la primera parte del año y es posible que la situación se alargue durante todo el ejercicio. El retraso continuado en la entrega de cualquier tipo de materia prima o complemento, sin una previsión clara de los plazos de suministro, dificulta la planificación de la producción pudiendo generar tensiones comerciales con nuestros clientes finales. Si además Omicron impacta en China de la misma forma que lo ha hecho en Europa en los últimos dos meses, y se ven obligados a confinar ciudades, el impacto en las cadenas de suministro de todos los fabricantes de pintura puede ser enorme. No hay que olvidar tampoco que la incertidumbre en la evolución del coste de la energía es máxima, ya que si bien desde el Gobierno de España se insiste en que la cuestión es un tema coyuntural y temporal no parece que sean capaces de solucionarlo a corto plazo, con el impacto que eso tiene en los precios del sector. Por último, la inestabilidad política en los países del Este con la crisis de Ucrania, así como las derivadas a nivel mundial que puede causar este conflicto, son otra variable que puede desestabilizar el año 2022. Todo ello hace que nos enfrentemos a un escenario en el que, más que nunca, las empresas deberemos ser capaces de adaptarnos -prácticamente sin tiempo para planificar de una manera lógica y ordenada- a todas las circunstancias anteriormente comentadas. Y en que el rigor, la profesionalidad, la atención especializada a los clientes y el cuidado de nuestro capital humano deben ser las guías que nos permitan llegar más lejos. A las dificultades ya conocidas como consecuencia de la pandemia se ha unido ahora la dramática situación en Ucrania, y cuando pensábamos que progresivamente los problemas de costes, disponibilidad y logística se estabilizarían progresivamente, un nuevo escenario nos amenaza a todos. Claro está que el drama humano se sitúa por encima de todo, y que en comparación el resto de los problemas son relativos. En cualquier caso, la incertidumbre ha pasado a ser un KPI (Indicador Clave de Desempeño) constante que hay que asimilar como permanente. En nuestro sector, raro es el día en que no nos sorprende alguna nueva barrera. Nuestros equipos bien lo saben y deben estar preparados para lidiar con lo que venga. Por otra parte, es necesario que nuestro sector se posicione cada día mejor, en general y dentro de la industria química, y ponga en valor ante los consumidores y clientes lo que en realidad representa la industria de las pinturas y recubrimientos. En nuestro país hay excelentes profesionales y en toda nuestra cadena de valor hay empresas de todos los tamaños. Todos ellos desarrollan, venden, asesoran y aplican productos y soluciones que comportan un gran esfuerzo investigador, manufacturero y tecnológico. Somos uno de los sectores sometidos a un mayor grado de exigencias en el cumplimiento de infinidad de requisitos regulatorios, medioambientales, de seguridad y salud, de sostenibilidad, etc. Y pese a ello, en muchos foros aún se contempla a la industria química en general, y a los materiales plásticos, bajo un engañoso e inmerecido sentido negativo. Es necesario recordar que la química es la base de nuestra existencia pues química es todo, tanto lo natural como lo sintético, lo biodegradable y lo reciclable, y química somos todos y todo lo que nos rodea. Se trata de hacer un buen uso del conocimiento, y en nuestro sector lo hacemos pese a las barreras que nos imponen. La química de nuestros recubrimientos, cada día más sostenibles en toda la cadena de valor, facilita que muchos otros sectores y productos puedan ofrecer destacadas prestaciones funcionales, decorativas o tecnológicas. Hemos de poner en valor que los recubrimientos, no por ser el último eslabón de muchos productos y superficies, sea el menos importante. Debemos trabajar para poder hacer visible esta realidad ante el consumidor, y progresivamente llevar a nuestros productos a una zona de mercado con una percepción de un más que merecido mayor valor añadido. El sector de las pinturas en nuestro país está integrado por equipos, productos y empresas de alto valor pero falta que, en general, se perciban como tal. La industria cosmética sería un buen ejemplo. Si entre todo nuestro sector conseguimos progresivamente esta meta, la incertidumbre y las circunstancias del entorno que puedan venir tendrán mejor solución. Evidentemente frente a los acontecimientos en Ucrania las prioridades pueden cambiar de hoy para mañana, por lo que desde Fakolith deseamos a todos los integrantes de nuestra cadena de valor que entre todos podamos solucionar las dificultades que vengan. Y que el año 2022 acabe deparándonos nuevas oportunidades en un entorno de paz. SÓLOPINTURA 8
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