breaking news A la entrada del verano, la economía española ofrece buenas noticias a capazos. Es cierto que la crisis de las materias primas y los problemas del transporte marítimo preocupan y provocan graves disfunciones. Pero los árboles no deben impedirnos ver el bosque. Los indicadores más recientes muestran una intensa recuperación económica a partir de mayo que se debería acelerar en los próximos meses. El éxito de las vacunas y de las políticas de protección de rentas favorece que la salida de la crisis pueda ser muy rápida. En mayo se incorporaron a la seguridad social casi 300.000 trabajadores. Y en junio se esperan 190.000 más. Son cifras históricas que revelan que el fin de las restricciones impulsa una aceleración inmediata de la economía y un fuerte incremento de la demanda interna. Por eso la recuperación de los niveles de empleo previos a la pandemia está a tiro de piedra. Algunos sectores que estaban arruinados (ocio, restauración, turismo...) se recuperan intensamente desde el final del estado de alarma. Los hogares y las empresas han recuperado rápidamente su confianzay anticipan un horizonte económico favorable incluso antes de que lleguen los fondos europeos. Existe un canal de transmisión, intangible pero real, de la confianza hacia el consumo. Eso explica la rapidez e intensidad de la recuperación de la demanda interna y la inversión empresarial. Cuando los hogares prevén que la situación económica ha de mejorar no tienen reparos en consumir tanto en servicios como en bienes de consumo duradero. Y la pintura lo es. En poco más de un año de pandemia las familias, especialmente las rentas medias y altas, han ahorrado más de 50.000 millones de euros. Casi el 60% de la caída del PIB responde al parón del consumo de las familias y es el principal causante de la crisis. La pregunta del millón es cómo se va a emplear ese capital. Si se moviliza rápidamente en bienes de consumo se generará un fuerte impulso económico. Si la demanda es más de servicios, la dinámica será más lenta. Pero el equilibrio se situará en un punto intermedio. En cualquier caso, el crecimiento de los próximos meses no dependerá de gastar el ahorro acumulado por las familias sino de recuperar unos niveles de consumo normalizados. Si las familias retoman los niveles de consumo previos a la pandemia aportarán casi seis puntos porcentuales al PIB. Que es una barbaridad... Si las perspectivas macro son, como hemos visto, realmente estimulantes, en el plano micro, si observamos la industria española de la pintura, las cosas son más complejas. Y este año 2021 se presenta incierto y lleno de retos. Pero antes que nada, echemos un vistazo a los resultados del mercado de la pintura en 2020. Según Asefapi, el año pasado la reducción de las ventas fue del -5,4%, cifra más que razonable si pensamos en que la caída de economía fue del -10,8% y la de la industria del -11,7%. Pero lo más significativo del pasado ejercicio fue el comportamiento dual del sector de la pintura. Mientras que el consumo de pinturas decorativas creció nada menos que el 4,8% gracias a la expansión del bricolaje doméstico por la pandemia, en cambio las pinturas para la industria cayeron un -12,5% en línea con el sector industrial. Asimismo, las exportaciones disminuyeron un -6,1%, cifra satisfactoria si pensamos en la conmoción y las severas restricciones que provocó la pandemia en todo el mundo. Y ya en este punto, es inevitable aludir a la crisis internacional de las materias primas que está poniendo en jaque a la industria española de la pintura. A finales del pasado año ya se empezó a advertir un fuerte incremento de su demanda, entre otras razones por la vigorosa recuperación económica en China y los esfuerzos de su Gobierno para garantizar el abastecimiento a su propia industria. Y a principios de este año 2021, cuando ya algunos países registraban una demanda sin precedentes, la escasez en el suministro de materias primas empezó a disparar los precios. Y peor aún: a pesar de que los fabricantes paguen religiosamente lo que les exigen sus proveedores no consiguen las garantías de suministro necesarias para poder planificar adecuadamente su actividad productiva. Algunos factores que contribuyen a la crisis de las materias primas pueden mejorar en las próximos meses, pero el problema nos acompañarán todo este año y veremos qué nos depara el próximo. Así lo creen el 75% de los fabricantes de Asefapi. Pero casi el 40% considera que la tendencia es a empeorar, con más dificultades de abastecimiento y roturas de stock. Los elevados precios de las materias primas, el principal coste de los fabricantes, son una consecuencia de su escasez. La industria de la pintura depende mucho de una gran cantidad de ingredientes afectados por la actual escasez. Bastantes de ellos han incrementado su precio por encima del 10%, incluso mucho más, y esto no se había visto nunca. Y ya se ha avanzado que la dramática situación sanitaria que sufre la India afectará directamente al suministro de colorantes y pigmentos. Desde Asefapi se explica que a los fabricantes nacionales de pintura «les está faltando prácticamente de todo» si se piensa que un mismo envase de pintura puede contener hasta veinte sustancias diferentes. El desafío para la industria, pues, es remover cielo y tierra, y buscar todo tipo de contactos, para conseguir la suficiente materia prima para garantizar su producción. Y muchas veces deben plantear a sus clientes si pueden aguantar un poco más de tiempo a la recepción de materiales para poder servirles. Así intentan, día tras día, capear el temporal.
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