PO715 - Potencia

Protagonistas 38 ¿Qué hacías en esa oficina técnica? Por ejemplo, calculábamos los arriostramientos de las grúas torre. Entonces no te lo daban, tú calculabas cómo lo tenías que hacer, ver si el pilar te pillaba lejos o cerca… También preparábamos ofertas con unas fichas técnicas con los rendimientos de las máquinas. Calculábamos los tiempos de los ciclos de manera manual para optimizarlos. Hacíamos proyectos de instalaciones y cimentaciones en plantas de aglomerado de hormigón. El fabricante te daba unos planos, pero luego los tenías que adaptar al terreno. Diseños de plantas de machaqueo en función del tamaño de las piedras, de la producción y del tipo de áridos que tenían que salir… Todo este tipo de cosas. En tu discurso tras recoger el Premio Honorífico Potencia decías que entonces la maquinaria era algo a lo que se daba poco valor, que se veía casi como algo accesorio. ¿Cómo era la maquinaria para la construcción de mediados de los 70? Cuando yo empecé, había gente de oficios en plantilla. Huarte tenía encofradores, tenía ferrallas, encargados de obra… Tenía una estructura que fue desapareciendo a medida que se iban haciendo mayores. Eran gente que miraba por la empresa. Pero en edificación todo era más caótico y el problema es que nadie se ocupaba de la maquinaria. Llegaba cualquiera, la arrancaba esperando que aquello echase aire si era un compresor, que sacarse corriente eléctrica si era un grupo electrógeno, que la bomba de agua funcionase… Pero cuando estas máquinas no se cuidaban se averiaban. Empezamos a usar las primeras bombas de hormigón sobre camión, unas alemanas de la marca Torcret, que la amortiguación cuando daba el pistón era con nitrógeno. Estuvimos haciendo las torres de Colón, y eso entonces se hormigonaba con bomba desde abajo, no había bombas con pluma, sino que eran estáticas. Si tenías un atasco, se te quedaba el hormigón dentro y a las tres horas estaba la tubería hormigonada. En una ocasión nos sucedió, y la tuvimos que desmontar, mandar al taller a que piquen el hormigón, que las limpien… La maquinaria por aquel entonces tenía mala fama. Era además cuando se empezaba a subcontratar y a alquilar, y eso a los jefes de obra les venía muy bien porque no se preocupaban de nada, recibían la certificación a fin de mes de que se habían hecho tantos metros cúbicos y no había que preocuparse del rendimiento de las máquinas o de si el maquinista lo hacía bien o mal. En obra pública era un poco más distinto, las máquinas eran más grandes e iban con maquinista propio. Cuidaban más las máquinas y las sabían manejar mejor. Y normalmente, dependiendo del tamaño, poníamos algún tipo de infraestructura, de instalación o de repuestos o de taller para su mantenimiento. ¿Fue el desarrollo de los sistemas hidráulicos la gran revolución de la maquinaria de aquellos años? Fue un avance muy importante. En Huarte teníamos un camión de transporte de maquinaria, un Reo Viajar te abre mucho la mente, descubres no solo otra forma de construir sino otra forma de pensar

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