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Editorial El sector sienta las bases para un futuro electrificado A pesar de que las máquinas híbridas y eléctricas son una realidad desde hace años, su penetración en el mercado no termina de despegar. La adquisición sigue presentando algunas barreras, principalmente un precio de entrada sensiblemente más elevado que el de sus homólogas con motores a combustión. Si bien las distintas administraciones tienen margen de actuación a la hora de fomentar su adquisición y uso, ya sea mediante estímulos a la compra o a través de las licitaciones, los fabricantes no han dejado de invertir en desarrollos para ofrecer gamas electrificadas cada vez más completas. A pesar de las dudas que sigue habiendo sobre su crecimiento, tenemos ejemplos como la reciente celebración de la feria Intermat, en la que la maquinaria eléctrica fue la principal protagonista del salón. Especialmente en la gama compacta, el equipamiento eléctrico ya ofrece autonomías para garantizar su uso en jornadas completas, y el suministro energético en los entornos urbanos donde suelen desarrollar su actividad es sencillo de acometer en comparación con las dificultades en zonas más aisladas. También estamos viendo cómo este tipo de maquinaria va abarcando cada vez mayores tamaños y prestaciones más exigentes. Además de los beneficios medioambientales de los modelos a baterías o su funcionamiento sensiblemente más silencioso que el de aquellos con motores de combustión interna, los equipos eléctricos también aportan beneficios en términos de mantenimiento y operación. La reducción en la cantidad de piezas móviles disminuye la necesidad de reparaciones frecuentes, lo que a su vez implica menos tiempo de inactividad y una mayor eficiencia operativa. Las previsiones señalan que, para el final de la década, cuando deberán cumplirse varios objetivos ligados a la Agenda 2030, las ventas globales de equipamiento eléctrico para la construcción se triplicarán. Las limitaciones a los motores diésel serán decisivas, pero también deberá ayudar el progresivo abaratamiento de los costes de las baterías y sus componentes asociados. La combinación de avances tecnológicos y beneficios operativos está configurando un futuro prometedor para la maquinaria eléctrica en la construcción. Los fabricantes llevan años cumpliendo su parte para contribuir a una industria de la construcción descarbonizada, con inversiones muy importantes y complejos desarrollos tecnológicos. Políticas que incentiven la investigación y desarrollo en esta área son cruciales para acelerar esta transición. Solo con un marco regulador favorable y un apoyo decidido de las autoridades, se podrá lograr un despliegue masivo de maquinaria eléctrica que beneficie tanto a la industria como al medio ambiente. l 4

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