Potencia_PO706

Editorial Los caminos que llevan a la descarbonización El sector del equipamiento para la construcción se encuentra inmerso en un profundo proceso de descarbonización. Lejos de ser un fenómeno nuevo, se remonta algunas décadas atrás. En concreto, y limitándonos al ámbito normativo de la Unión Europea, debemos retroceder a diciembre de 1997, con la publicación de la Directiva 97/68/CE sobre medidas contra la emisión de gases y partículas contaminantes procedentes de los motores de combustión interna que se instalen en las máquinas móviles no de carretera. Aquel documento trazaba la hoja ruta para la regulación de emisiones en varias etapas a lo largo del tiempo; los denominados Stage, cuya entrada en vigor se iniciaría en 1999 con Stage I y cuya última fase arrancó en 2019 con Stage V. Aunque la descarbonización suele asociarse a electrificación, debemos tener en cuenta que, además de otras tecnologías alternativas, las emisiones de las máquinas diesel que se venden hoy son muy inferiores a las que se comercializaban hace 30 años. No obstante, la electrificación sigue siendo la tecnología dominante a la hora de descarbonizar flotas de vehículos, en los que también incluimos los parques de maquinaria. Cuenta con una serie de ventajas y debilidades conocidas por todos: a la sostenibilidad ambiental debemos sumar, entre otros beneficios, la reducción de costes operativos o la drástica reducción de ruido, fundamental en algunos casos para ejecutar trabajos en determinados lugares. A pesar del ahorro durante el tiempo de utilización de la máquina derivado de la supresión del combustible y el menor mantenimiento, uno de los mayores hándicaps que encontramos en su penetración es la barrera del mayor coste de adquisición. Se trata de un obstáculo que puede convertirse en insalvable si no se apoya esta inversión inicial con subvenciones para la renovación de equipos o líneas de crédito para tal fin. Pero esto tampoco será suficiente si queremos que la electrificación termine de despegar en la industria. El sector de la automoción nos permite anticipar las dificultades que está encontrando esta tecnología en su despliegue definitivo, donde la infraestructura de carga de vehículos, la autonomía y su elevado precio de adquisición sigue actuando como factores limitantes. La maquinaria para la construcción juega además con la desventaja de que carece del ‘plan renove’ que la automoción disfruta —ahora con motivo de la adquisición de coches eléctricos, pero históricamente la renovación de vehículos ha estado beneficiada con fondos públicos—, a lo que hay que sumar las mayores demandas de energía que suele exigir la actividad que llevan a cabo. Nuestra industria ha hecho los deberes y continúa haciendo inversiones muy importantes para encontrar soluciones de descarbonización viables económicamente, ya sea con motores eléctricos o mediante otras fuentes alternativas de energía. Es importante que las distintas administraciones faciliten esta transición y la bonifiquen exigiéndola en sus contratos públicos. Pero siempre poniendo el foco en el objetivo final, la descarbonización, y no en la tecnología que se emplee para alcanzar tal fin.l 8

RkJQdWJsaXNoZXIy Njg1MjYx