22 Entrevista Los últimos datos que han ofrecido de consumo de cemento en España señalan una caída del 0,8% en lo que va de año 2023. Pero más preocupante que esto es que en julio y agosto estos descensos se elevan hasta el 1,3% y el 7,9%, respectivamente. ¿Es síntoma de tendencia negativa a largo plazo? ¿Consideran que son caídas coyunturales? Como venimos indicando, las cifras de consumo, cuya caída se ha acentuado en septiembre con un descenso del 9% que sitúa el acumulado anual en -1,6%, son un claro ejemplo de la situación de incertidumbre que vive el sector de la construcción. Esta situación es debida a la alta inflación de costes y las elevadas tasas de interés que ralentizan la economía. A esto le tenemos que sumar un entorno internacional cada vez más complejo que afecta a insumos tan esenciales como la energía. Además, la indefinición de la situación política de España no ayuda al desarrollo de nuevos proyectos ni a tener estabilidad. Sin embargo, hemos de tener en cuenta que el consumo de cemento que debería de tener un país del tamaño y PIB de España está alrededor de los 22 millones de toneladas, y en la actualidad es sólo de unos 15, con lo que a largo plazo vemos en el mercado una oportunidad de crecimiento. ¿En qué medida puede estar influyendo en este descenso el que aún no se haya formado Gobierno? No cabe duda de que la incertidumbre política es mala compañera de viaje para la toma de decisiones empresariales en lo que se refiere al ámbito privado, y es un elemento que suele ralentizar la inversión pública, si hablamos de obra civil. Por los datos que manejan, ¿qué sector de actividad está tirando más de la demanda de cemento: la obra civil o la edificación? En la actualidad y haciendo un cálculo grosso modo, aproximadamente el 60% del consumo de cemento en nuestro país se destina a la edificación, mientras que el 40% restante corresponde a obra civil. Con relación a la edificación residencial, las cifras para este año estarán sobre las 110.000 viviendas visadas, cuando por demanda y necesidades de un país como España, deberíamos estar en el entorno de las 150.000 viviendas anuales. Por otra parte, la edificación no residencial, que aglutina inversión pública y privada, está cayendo un 12% con relación al año anterior según los últimos datos disponibles a julio de este año. “El consumo de cemento que debería de tener un país del tamaño y PIB de España está alrededor de los 22 millones de toneladas, y en la actualidad es sólo de unos 15, con lo que a largo plazo vemos en el mercado una oportunidad de crecimiento”. Los datos de licitación de obra pública han sido bastante buenos en lo que llevamos de año (según Seopan). ¿Considera que sigue dándose un desequilibrio entre licitación y ejecución? Sí, ese desequilibrio entre licitación y ejecución real es un hecho. Actualmente la licitación en obra civil se sitúa en máximos de los últimos diez años, en concreto en los últimos doce meses supera la cifra de 18.500 millones de euros con un crecimiento del 19% respecto al año anterior. Sin embargo, los actuales volúmenes de licitación se encuentran muy alejados de las cifras reales de ejecución, lo que pone de manifiesto las restricciones presupuestarias de las administraciones públicas en los capítulos de inversión. En esta situación influyen factores como el pago de los intereses de la deuda pública o la inflación. También ha sido negativo el último dato que han dado de exportaciones. ¿En qué grado se ven éstas afectadas por los crecientes costes de la energía? ¿Estamos perdiendo competitividad respecto a los países de nuestro entorno? En lo que llevamos de año -de enero a septiembre-, las exportaciones han caído un 3,4%. Como he comentado antes, evidentemente, el sobrecoste energético y la inflación restan competitividad al compararnos con países de nuestro entorno. Pero la situación se agudiza más si nos comparamos con otros países, con políticas medioambientales más laxas que las comunitarias, y que no asumen el coste de las emisiones de CO2.
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