Potencia

Demolición 112 entramado de vigas, pilares y arriostramientos que le dan una alta rigidez al conjunto. En su interior, albergaba una infinidad de tuberías, válvulas y demás elementos característicos de calderería, así como, elementos esenciales de una caldera como el hogar, el sobrecalentador, el recalentador o el economizador. Es decir, se trata de una estructura de gran envergadura, compuesta mayoritariamente por metales y con difícil acceso para la maquinaria. Por tanto, en la parte cercana al final del proyecto se procedió a realizar su voladura. Sin embargo, el desmantelamiento de la caldera se trabajó durante muchos meses, llevando a cabo una segregación inicial muy importante. El hecho de que fuese una instalación térmica hace que gran parte de sus tuberías estuviese calorifugadas mediante materiales aislantes como la lana de roca, la fibra de vidrio o el amianto friable. Estos dos primeros, son materiales sin retorno, que no poseen un proceso de valorización industrial y han de retirarse para ser eliminados, mientras que el amianto friable es un elemento cancerígeno que ha de retirarse de manera procedimental y con unas medidas de seguridad concretas. Después de retirar estos materiales de toda la caldera, comienza la fase de preparación de la misma, donde se realizan las tareas que van a permitir que la voladura se ejecute correctamente a nivel técnico. Primero, se trabaja en la parte inferior del eje de abatimiento, desmantelando todos los elementos que se encuentren sobre este. Así, se libera esa zona para garantizar el giro y se descubren los pilares metálicos sobre los cuales van a situarse las cargas explosivas. Seguidamente, se descubren mediante su excavación las zapatas de hormigón de los pilares que van a ser cortados y explosionados. Estas zapatas se encuentran enterradas hasta una profundidad de 5 metros, provocando un mayor espacio de giro para el abatimiento de la estructura. Para finalizar con las tareas preparativas, se independiza la caldera de todos los elementos de la planta, es decir, se separa de la nave de tolvas, de los quemadores y de cualquier tubería que estuviese ligada a la misma, para así poder llevar a cabo su abatimiento con limpieza. Después de realizar estos trabajos previos, se tiene una estructura prácticamente en su totalidad formada por metales, independizada y con un eje de giro amplio. La caldera está preparada para ser minada. En las 14 zapatas que van a ser demolidas se introducen las cargas explosivas: Dinamita gelatinosa. Se preparan una gran cantidad de barrenos de 70 mm de diámetro y longitudes variables que alcanzan hasta 1 metro para, posteriormente, ser conectadas a unos detonadores electrónicos con una capacidad de reacción de 1 milisegundo. Las cargas, que poseían un diámetro de 50 mm y una longitud de 370 mm, sumaban un total de 350 kilogramos. Para los pilares de acero, la tecnología de explosión es diferente. En este caso, se preparan unas cargas huecas o cargas de corte lineal, fabricadas en cobre y con forma prismática de 610 mm de longitud y unos 3 centímetros de lado. Estas cargas de 425 g/m serán las encargadas de cortar los pilares para, después de la explosión de las zapatas, abatir la estructura completamente. Se colocan sobre los pilares de doble T en la zona del ala, realizando un precorte en una línea oblicua para que el proceso garantice el corte por completo. Finalmente, se utilizaron 25 kilogramos de cargas lineales con 250 metros de cordón y 200 detonadores electrónicos. En 5 segundos la caldera se había abatido. Tras meses de preparación los 50 metros de estructura que se erigían sobre el Páramo del Sil se habían convertido en una amalgama de metales posados sobre la solera de la antigua central. Gracias a una detonación secuenciada, Trabajos de corte de la caldera de CT Anllares.

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