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Protagonistas 26 directamente, bien a través de terceras compañías del sector químico, que desarrollan la tecnología en aditivos de la que luego bebemos todos los fabricantes de lubricantes, por lo que debo responder que sí, de un modo u otro, tenemos contacto con los OEM; pero donde radica nuestro mayor valor es precisamente en el contacto que seguimos manteniendo luego con los profesionales de la mecánica, tanto en los talleres como en los departamentos de mantenimiento de las industrias, para transmitir el feedback al departamento de I+D y así seguir mejorando todas y cada una de las formulaciones. Porque una cosa es lo que prevés encontrarte cuando diseñas un motor o un equipo, y otra es la que te encuentras cuando estos están operando en las diferentes partes del mundo. ¿Qué volumen de inversión en I+D lleváis a cabo en Olipes y hacia dónde se están dirigiendo estos desarrollos? En Olipes reinvertimos, como mínimo, el 75% de nuestros beneficios –y en algunos años hemos reinvertido hasta el 90%–, pues dejamos siempre un mínimo del 10% para aportaciones a proyectos de RSC vinculados con la infancia, a través de la Fundación Abriendo Caminos, construyendo escuelas, pozos de agua potable, instalaciones fotovoltaicas e implantando planes de educación y desarrollo para niños y jóvenes en riesgo de exclusión social en todo el mundo. Las inversiones en I+D+i se destinan cada año al desarrollo de nuevas tecnologías, especialmente en grasas lubricantes y aceites industriales, fluidos para transmisiones y aceites de motor, y también –y no menos importante– al desarrollo de nuevos procesos de fabricación más efectivos, más rápidos y menos contaminantes. Hoy, Olipes no solo exporta lubricantes al resto del mundo desde España, sino que nos hemos convertido también en exportadores de Know-How. El proceso de electrificación no termina de consolidarse en la automoción, no digamos ya en la maquinaria de construcción y obra pública. Incluso vemos a fabricantes trabajar en proyectos con hidrógeno para los vehículos del futuro. ¿Cómo ves esta situación? La electrificación impuesta políticamente, no desde la industria, no es viable tal y como se ha concebido y se nos ha presentado, ni tecnológica ni económicamente hablando. Es una parte importante de la solución para construir maquinaria y vehículos más eficientes y menos contaminantes y, no nos olvidemos, para reducir la dependencia energética de Europa de otros países, entre ellos Rusia, pero no es la única solución. Los motores ICE, de combustión interna, seguirán incrementando su venta a nivel mundial, en unos casos como apoyo, o apoyados por un motor eléctrico (vehículos híbridos eléctricos), y en otros propulsados por nuevos carburantes, entre ellos el hidrógeno en todas sus versiones, la Ammonia o los combustibles alternativos. Estos cambios acarrearán también importantes reformas fiscales, a las que los gobiernos, empresas y ciudadanos tendremos que adaptarnos. ¿Cómo os afecta esta indefinición a la hora de desarrollar y producir productos específicos para estas tecnologías? Para hacer frente a esta indefinición, trabajamos desarrollando diferentes modelos predictivos, aplicando metodologías ágiles o 'agile', que nos permiten adaptar la forma de trabajo a las condiciones de cada proyecto de Olipes reinvierte, como mínimo, el 75% de sus beneficios –y en algunos años ha reinvertido hasta el 90%–. Olipes disfruta ya de una capacidad de producción de más de 20.000 toneladas/año en grasas lubricantes y 100.000 toneladas/ año en aceites lubricantes y otros fluidos relacionados con el mantenimiento de los vehículos y la maquinaria industrial.

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