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19 Con pago por uso o sin él, lo que sí resulta absolutamente necesario es tener un sistema de financiación estable que permita el funcionamiento correcto del modo viario, con inversiones suficientes para una óptima conservación de las infraestructuras existentes, así como para su digitalización. Ambas medidas muy pertinentes si queremos aumentar la seguridad vial en un momento en el que la tendencia de la siniestralidad se dibuja claramente al alza. El balance de 2022, presentado hace unos días por el Ministerio del Interior, así lo confirma, con 1.042 accidentes mortales en las carreteras españolas en los que fallecieron 1.145 personas, 44 muertes más que en 2019 (+4%), año de referencia previo a la pandemia. Por lo tanto, en el ejercicio que comienza necesitamos, de forma urgente, políticas de refresco con las que encarar la seguridad vial y evitar un enquistamiento—o lo que sería peor, un incremento continuado— de las cifras de accidentalidad. En la Asociación Española de la Carretera, venimos abogando desde hace tiempo por unas nuevas líneas de trabajo basadas en el Sistema Seguro, con medidas que pasan, entre otras, por la creación de carreteras 2+1 —con barreras fijas de separación de sentidos—; el uso de tecnologías de conectividad y automatización de vehículos y vías, o el empleo de formas de construcción innovadoras y equipamiento inteligente. Dejando a un lado la seguridad vial y entrando en el campo de la sostenibilidad ambiental, otros nubarrones se ciernen sobre este 2023. Concretamente, en lo que se refiere a la implantación de Zonas de Bajas Emisiones (ZBE). Incluida en la Ley de Cambio Climático y Transición Energética, esta medida ha entrado en vigor el 1 de enero. Sin embargo, apenas una veintena de ciudades ha podido ponerla en funcionamiento. La tardanza en la aprobación del Real Decreto que regula estas ZBE —que no estuvo listo hasta el 27 de diciembre pasado—, unida a la falta de tiempo para elaborar unas ordenanzas municipales acordes, ejecutar las obras necesarias e informar a los ciudadanos, han provocado una ralentización en la ejecución de esta herramienta, fundamental, no lo olvidemos, para reducir la contaminación de las ciudades. En la parte positiva, que también la hay, no podemos dejar de citar las previsiones del Banco de España en cuanto a la marcha de la obra civil. Según el organismo regulador, este segmento constructivo experimentará un crecimiento superior al 6% este año, convirtiéndose en uno de los principales motores de la construcción, tanto en España como en Europa. Un rayito de sol en un cielo que no termina de despejarse. l www.jofemesa.com Madrid - Asturias- Valencia - Castellón- Alicante - Málaga - Valladolid 902 220 252

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