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4 Editorial La hora de Europa En un país tan dependiente de su sector servicios como España, el impacto de la pandemia en su tejido empresarial ha sido especialmente duro. Si bien la actividad industrial ha sido capaz de recuperar buena parte de su ritmo de actividad, sectores como el del turismo, la hostelería, el comercio o los eventos siguen siendo los grandes perjudicados por las restricciones que se siguen aplicando para hacer frente al virus. España y los países de la Unión Europea tienen por delante la gran esperanza de los fondos europeos para la recuperación que permita reactivar la economía. En el caso de España, la cuantía asciende a 140.000 millones de euros entre transferencias directas y préstamos. Como señalaba Riccardo Viaggi, secretario general de CECE, en su reciente participación en el Foro Potencia, se trata de un hito a nivel comunitario por el volumen de los recursos movilizados y por ser la primera vez en que la Unión Europea se ha comprometido a asumir una deuda común. Bajo los criterios marcados por Europa de que estos fondos sean destinados principalmente a la transformación digital y medioambiental de la economía, pueden ser de gran provecho para el sector de la construcción y la modernización de las infraestructuras, pilares a su vez de la economía del país. No obstante, Pedro Fernández-Alén, recientemente nombrado presidente de CNC, advertía en este mismo foro del enorme reto que tienen nuestros gestores por delante en la gestión de estos fondos. Si la inyección de 140.000 millones de euros es esperanzadora por el tamaño de su cuantía (equivale aproximadamente al 10% del PIB del país), ese mismo volumen es el que debe poner al Gobierno y a todas las administraciones en alerta y en disposición de movilizar los recursos necesarios para que esa inversión se traduzca en tiempo y forma en contratos. El Plan Español para el Estímulo de la Economía y el Empleo puesto en marcha por el Gobierno de Zapatero (el publicitado Plan E), que supuso una movilización de 7.800 millones de euros, puso al descubierto las carencias de nuestra administración, entre otras la falta de esa digitalización y modernización que ahora se quiere potenciar. Los fondos europeos para la recuperación multiplican casi por 20 esa cuantía. Y como señalaba Fernández-Alén en el Foro Potencia, España no se puede permitir perder ni tiempo ni dinero. Con todo, empieza a verse la luz al final del túnel. Con un año cumplido de pandemia, el mundo se encuentra inmerso en una vacunación masiva que ha llegado antes y se está desarrollando a un ritmo que supera las previsiones más optimistas. A pesar de que toca ser pacientes para que la inmunidad de grupo sea real y el riesgo a una cuarta ola de contagios en España sigue estando presente, tranquiliza saber que las principales víctimas de esta tragedia, nuestros mayores, están protegidos en su mayoría.

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