sostenibilidad de un pigmento deben tenerse en cuenta factores como su proceso de producción, el origen y la peligrosidad de las materias primas utilizadas, los tipos de envases, los medios de transporte utilizados y los residuos generados. «El cálculo de la huella de carbono del pigmento para determinar las emisiones de GEI (Gases de Efecto Invernadero) generadas a lo largo de su ciclo de vida es un buen sistema para valorar su nivel de sostenibilidad», afirman desde EMSA Química. Actualmente los fabricantes están optimizando su gama de pigmentos para adecuarse a las regulaciones cada vez más estrictas y a los nuevos estándares de la industria. «Algunos precursores no cumplirán con estos requisitos y se dejarán de usar. Un ejemplo típico son los cromatos de plomo. Y, a corto plazo, probablemente los pigmentos azoicos serán de los más afectados», señalan desde Delta Tecnic. En este sentido, desde EMSA apuntan que «a nivel general, se está trabajando mucho para disminuir su toxicidad, intentado que sus propiedades se vean lo menos afectadas posible». Hay que tener en cuenta que los pigmentos contienen impurezas como metales pesados, policlorobifenoles, dioxinas o aminas primarias o aromáticas que cada vez están más controladas en las aplicaciones finales, pues la tendencia es a reducir esas impurezas y componentes no deseados y crear productos de síntesis -como los óxidos de hierro o micas sintéticas- en lugar de productos de extracción. Diversas líneas de desarrollo Hoy por hoy los fabricantes están invirtiendo en distintas líneas de desarrollo: por un lado, se investiga en pigmentos muy transparentes para monitores y pantallas, mientras que otra línea de investigación se dirige hacia pigmentos biodegradables o, incluso, basados en compuestos naturales. «También se está avanzando en tipos fotocatalíticos, refrigerantes y conductivos» - afirman desde EMSA- y en pigmentos y colorantes orgánicos de origen vegetal, «que se están introduciendo con éxito en diferentes aplicaciones como alternativa viable a los sintéticos», explica Francesc Ruiz, gerente de Negocios Locales del área de Especialidades Químicas de DKSH Marketing Services Spain. Cabe apuntar, por último, que hace pocos años el porcentaje de pigmentos orgánicos e inorgánicos utilizados en la industria de la pintura estaba bastante equilibrado, pero actualmente, y debido a su prohibición en la mayoría de países, inorgánicos como los cromatos de plomo están desapareciendo por completo. Los óxidos de hierro y metálicos mixtos se siguen utilizando, no obstante, así como los blancos y negros, y los pigmentos de efecto o funcionales (aluminio, micas, zinc, bronces…). ¿Qué espera el cliente? En línea con todo lo comentado, además de demandar pigmentos con excelentes prestaciones y menor toxicidad, los clientes piden disponibilidad y equilibrio entre el coste y la efectividad, «lo que no significa un precio más bajo, sino que puede encaminarse hacia una mayor intensidad de color o mejores características de dispersabilidad para optimizar su producción», apuntan responsables de Kadion. Incrementos de precios Los pigmentos no escapan al incremento de precios que se está dando, en general, en todas las materias primas. La razón de dichos incrementos hay que buscarla en el aumento del coste de la energía, que se prevé que se mantengan altos y volátiles durante el resto del año, sobre todo como resultado de la guerra en Ucrania. A ello hay que sumar la enorme escasez de materias primas y el aumento de costos del transporte. No parece que esta situación vaya a cambiar a medio plazo, y esto, probablemente, generará aún más fusiones entre fabricantes. No obstante, y pese a todos los retos que se imponen a la fabricación y distribución de pigmentos, no podemos dejar de ser optimistas, pues el mercado de estas materias goza de buena salud y, seguramente, así continuará en los próximos años, pues son productos indispensables para muchas industrias que siguen creciendo, como la de las pinturas.
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