A todo ello hay que añadir «el incremento de coste de los embalajes (sacos de papel, plástico, palets de madera, etc) y otros costes que intervienen en el proceso de producción (maquinaria, recambios, etc.)», apunta Roset. De momento nada indica que los costes vayan a disminuir a medio plazo y, aunque estos costes se moderen en el futuro, «es poco probable que el precio de los fillers disminuya, porque muchas empresas han repercutido sólo una parte de los costes a costa de su margen, y otras lo han hecho después de asumir pérdidas. Por otro lado, los fillers de importación también están sufriendo grandes incrementos de costes en sus países de origen, así que solo una disminución drástica en los costes o una fuerte recesión podrían hacer disminuir el precio de los fillers», afirma el responsable de Miber. ¿Qué está por venir? Ante este panorama de innovación por un lado e incremento de costes por el oro, lo más probable es que los dos mayores desafíos que deberán afrontar los productores de este tipo de materiales en el futuro sean la prospección de nuevas fuentes de suministro y el especial cuidado en las normativas internacionales de salud y medio ambiente a la hora de su fabricación.
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