PN53

informe reconocer autónomamente al entorno y reaccionar en consecuencia. Generalmente con la adición de aditivos funcionales, que proporcionan «inteligencia» a los recubrimientos. Algunas de las propiedades que aportan son: auto-reparación, detoxificación, superficies desengrasantes, detección de sustancias tóxicas mediante sensores, etc. Otro sistema novedoso de recubrimiento funcional, y que está teniendo un interés particular en el campo de las pinturas marinas, consiste en un aditivo que, incorporado a la pintura y mediante una interacción con metales y minerales corrientes en el océano, provoca un efecto de batería eléctrica que elimina el crecimiento de moluscos sobre el casco, permitiendo el ahorro de combustible y el aumento de la velocidad del barco. Utilizando nanotubos de Carbono se puede reducir el espesor y el costo en la aplicación de epoxis o poliuretanos; incrementando la integridad del film, haciéndolo 5-7 veces más flexible e incrementando la protección a la corrosión unas cuatro veces. Recubrimientos funcionales El término funcional describe a un recubrimiento que, además de sus propiedades tradicionales -decorar y proteger-, posee una funcionalidad adicional que puede ser diversa y dependiente de la aplicación. Ejemplos típicos de las pinturas funcionales1 son las pinturas autolimpiables, las antigrafiti, antifouling (marinas), de tacto suave (soft feel), antihielo, antibacterias, etc. El número de publicaciones anuales dedicadas a la aplicación de nanotecnología y recubrimientos funcionales se ha incrementado notablemente desde 1995, como se puede observar en la Fig. 1. Además de sus propiedades funcionales, estos recubrimientos pueden tener que satisfacer a menudo requerimientos adicionales. Así, por ejemplo, en el caso de recubrimientos para objetos de cocina no adherentes deben de ser también resistentes a la abrasión, al rayado y al choque térmico. Los recubrimientos funcionales pueden actuar mediante propiedades físicas, químicas, mecánicas o térmicas. Los funcionalmente activos químicamente pueden realizar sus actividades bien en la interfaz film-sustrato (pinturas anticorrosivas), en el seno del film (pinturas intumescentes o retardantes del fuego, autorreparables…), o bien en la interfaz aire-film (anti bacterias y autolimpiables). Veamos algunas aplicaciones: Pinturas anticorrosivas Tradicionalmente se han venido utilizando pigmentos inhibidores de la corrosión. Se trata de compuestos basados en Cromatos o Plomo, utilizados en imprimaciones anticorrosivas sobre metal. Estas sustancias se consideran tóxicas, por lo que la investigación sobre nuevos pigmentos anticorrosivos está a la orden del día. Hoy se utilizan imprimaciones basadas en fosfato metálico, silicatos, molibdatos o titanatos. Estos pigmentos forman una capa de óxido sobre el sustrato metálico y, a menudo, forman complejos metálicos con el ligante. Una aproximación diferente está basada en la utilización de materiales core-shell (por ejemplo un núcleo de óxido férrico con una capa de fosfato de Zinc o Dióxido de Titanio anticorrosivo recubierto de polímero orgánico) que se han desarrollado para imprimaciones anticorrosivas. Actualmente se están investigando formulaciones de pinturas anticorrosivas inteligentes que incluyen un indicador en la formulación que avisa del comienzo de la corrosión. Pinturas resistentes al calor y al fuego Dichos productos se pueden necesitar para una gran variedad de objetos metálicos de uso cotidiano, como artículos de cocina antiadherente, barbacoas, calentadores, tubos de escape, etc. Se emplean productos basados en Flúor o Silicio, aunque los primeros sólo soportan hasta 300ºC, descomponiéndose a esa temperatura y desprendiendo vapores tóxicos. No obstante, recientemente se han desarrollado recubrimientos basados en Silicio capaces de resistir temperaturas de hasta 1000ºC y que están basados en resinas (Siloxanos) o Silicatos inorgánicos. También se han publicado, hace poco, ensayos2 en los que se utilizan ésteres de Titanio en combinación con escamas de Aluminio y que pueden resistir temperaturas de hasta 400ºC. Por encima de esta temperatura se produce una descomposición y se forma un complejo de Aluminio y Titanio que se deposita sobre el sustrato y se alcanza una resistencia térmica de hasta 800ºC. En el caso de los recubrimientos retardantes del fuego, se emplean compuestos de Fósforo que forman una capa vítrea sobre el sustrato. Los retardantes basados en halógenos o Antimonio son tóxicos e inseguros desde el punto de vista ecológico. Se está ensayando grafito expandible3. Este contiene compuestos químicos que incluyen un ácido atrapado entre capas de Carbono y que, cuando se expone a altas temperaturas, se produce la exfoliación del grafito que proporciona una capa aislante al sustrato. Un problema asociado con los compuestos de Fósforo es su solubilidad en agua, lo que produce problemas de migración. Una forma de solucionarlo es encapsular el fosfato con una capa de poliuretano, lo que ha dado buenos resultados en protección al fuego. También se están utilizando en recubrimientos retardantes al fuego productos basados en Silicio e hidróxidos inorgánicos. Pinturas resistentes al rayado y a la abrasión Las superficies al exterior están expuestas al daño causado por el rayado o a la abrasión producida por lluvia, arena, etc., lo que puede hacer perder las capas exteriores. Esto, figura 2 Industria - 23 de la Pintura

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