PONENCIAS tros, porque ellos sacaban la chapa por corte a la plana, y tampoco hacían estructura de chapas a contramalla, pero ya fabricaron en su momento los antecedentes del tablero contrachapado pegados con colas vegetales o de origen animal. Un dibujó mostró la estructura típica de un contrachapado: una serie de chapas dispuestas a contramalla con un ángulo de 90 grados. El tablero de contrachapado actual se fabrica en numerosos formatos. La limitación de la longitud del tablero contrachapado la suelen dar los tornos de desenrollo…. El contrachapado se saca por desenrollo o bien a la plana sobre una troza del tronco cortada. Aunque existen muchos formatos, los más habituales en la industria normalmente no van mucho más allá, en longitud, de 3 o 3,5 metros, que es lo máximo de los tornos de desenrollo. Los grosores también son muy variables, desde 3 mm hasta 50 o 60 mm. La aceptación del desenrollo de las especies de madera está muy relacionado con sus densidad, normalmente de 650 kg/m3 hacia abajo, pero es posible desenrollar maderas con bastante más densidad. En España son fundamentalmente el chopo y el abedul pero también distintas especies de pinos (gallego, silvestre, laricio), eucalipto, castaño y otras. Medina reiteró que el tablero contrachapado es un producto muy complejo y con muchos factores de variación, que van a determinar un comportamiento diferente del contrachapado y unas propiedades también distintas. Entre ellos destaca: El número y el grosor de las chapas, de manera que para un mismo grosor de contrachapado el comportamiento no es igual si tiene 7 o si tiene 13 chapas. Asimismo, la especie de madera de las chapas, y también existen combinaciones de madera (hay fabricantes que acaban las caras exteriores en una madera y el interior en otras, o incluso las van alternando). Por otra parte, está el tipo de encolado. La normativa consideran tres: El de ambiente interior. El encolado resistente a la humedad, que es el que teóricamente deberían llevar los productos de parquet. Y el encolado exterior, que teóricamente es resistente a las condiciones de intemperie. Finalmente, el recubrimiento de las caras. Se puede hacer una estructura de contrachapado y luego ponerle fuera un estratificado plástico, una melamina, un recubrimiento de PVC, chapas naturales de otras especies, etc. «Fijaos la cantidad de factores que hay y todo eso genera unos productos de contrachapado que son muy diferentes entre sí», dijo el ponente. «El contrachapado es desde mi punto de vista», aseguró, «un producto magnífico: prácticamente es madera reconstituida, con todas las ventajas de la madera y casi ninguno de sus inconvenientes. Y además tiene muchísimas y muy buenas propiedades». Pero desde el punto de vista del parquet, la propiedad que más le influye es la estabilidad dimensional. Se trata del porcentaje de movimiento («que hace no ya el contrachapado sino cualquier producto de madera») en sus dimensiones fundamentales, especialmente en anchura (la dimensión perpendicular a la veta) por cada grado de humedad que cede o que absorbe. En otras palabras, cuánto se mueve un producto de madera, da igual en anchura que en merma, por cada grado de humedad que cede o absorbe. Si las condiciones son secas, el producto mermará. Y si las condiciones son húmedas, el producto hinchará. En las maderas, dependiendo de las diferentes tipos y naturalezas, la estabilidad dimensional puede ser muy variable: de 0,25 % a 0,35%. Esto significa que por cada grado de humedad que absorba va a hinchar sus dimensiones al menos un 0,25%, o bien va a mermar en ese porcentaje si lo pierde. El tablero contrachapado es un producto muy estable, con una estabilidad dimensional que generalmente oscila en función de las variantes de las composiciones antes citadas. Así pues, tiene una estabilidad dimensional de entre 0,10 y 0,20%. Y aquí está, explicó Gonzalo Medina, el quid de la cuestión: «Como se ve, el tablero contrachapado es un producto mucho más estable que la madera: tres veces más estable. Y eso quiere decir que necesita variaciones de la higrometría del ambiente casi tres veces superiores para moverse de la misma manera que una pieza de madera». ¿Y qué ocurre entonces? Una vez que sabemos que el tablero contrachapado es casi tres veces más estable que la madera, se puede hacer un cálculo muy sencillo. Imaginemos un parquet de gran formato. Un producto estándar con una capa noble de roble de 6 mm que el productor fabrica al 8% de humedad. Y se ha encolado sobre un tablero contrachapado de 14 mm de grueso, de siete chapas, cuyo fabricante dice que lo suministra al 9% de humedad, es decir, un punto arriba o abajo de la capa noble. Sería ideal que los dos productos tuvieran la misma humedad, pero que tenga un punto arriba o abajo no es importante. Una vez fabricado este producto se ha instalado en unas condiciones ideales: en primavera, en una vivienda que ya no tiene calefacción, y que se ventila y se orea adecuadamente, de manera que tiene las mismas condiciones que hay en la calle: 50% de humedad relativa y 15 - 20 grados centígrados de temperatura media. En estas condiciones, la humedad del equilibrio higroscópico de la madera es del 8 o 9 %, la misma humedad y condiciones con las que se ha fabricado el producto. Pero pasa el verano, llega el invierno y se pone la calefacción. Después de dos o tres meses en los que la vivienda se ventila poco, y se han mantenido unas temperaturas (que a lo mejor al propietario le gusta que sean altas para estar confortable) de unos 25 grados, que tampoco es algo descabellado, la humedad de equilibrio higroscópico de la madera se ha reducido al 5 o 6%. Prácticamente se han perdido tres puntos respecto a la de la fabricación. Según el ponente, en ese caso Caso segundo Caso tercero 53 - PAVIMENTOS
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