Pavimentos y Revestimientos 109

ha visto (o al menos el autor de este artículo). Ahora bien, supongamos que el proyecto ha sido estudiado para la conjunción del sistema de calefacción con un pavimento de madera. Los cálculos energéticos se han dispuesto para colocar un parquet pegado al solado al ser éste el sistema más eficiente de cara al rendimiento energético. A partir de aquí, surgen nuevos obstáculos... Si en un sistema no calefactado el pavimento ha de tener una humedad residual inferior al 2,5%, con un sistema de calefacción radiante será como máximo el 2%. Eso ocurre porque una vez que entre en funcionamiento la calefacción se ha de evitar que el ascenso del agua de constitución de la solera afecte a la madera en su evaporación. Ello implicará un esfuerzo adicional en el secado de la solera para instalar un suelo de madera bien sea en tiempo o en medios, y recordemos que no será posible utilizar normalmente el propio sistema de calefacción pues sin la cédula de habitabilidad aún no debería poder conectarse. También cabe la posibilidad de utilizar primers consolidantes y aislantes de la humedad siempre que no sean muy agresivos y resulten compatibles con soleras radiantes. El control de la temperatura de la superficie -siempre inferior a 26ºC- condicionará un límite de temperatura máxima en la vivienda, recordando que esta temperatura es la máxima normativamente permitida DEBAJO del parquet. Teniendo presente que desde el punto en que se encuentra la caldera salen todas las tuberías, y a su lado las temperaturas serán más altas (por el agua más caliente y la mayor densidad de tubos) pero en las partes más alejadas de la vivienda la temperatura alcanzada siempre será menor. Aquellas personas que busquen un calor parecido al que existe cuando nos acercamos a una estufa o brasero deberán desechar este sistema de calefacción pues alcanzar una temperatura elevada provocará que en otros puntos de la vivienda se esté excediendo la temperatura máxima de los 26ºC de la solera. El mismo incidente de concentración de tubos se producirá también, en muchos casos, en los pasillos por donde discurrirán todas las tuberías que se distribuirán después hacia las habitaciones. Esa concentración de tuberías puede no ser beneficiosa para el comportamiento de la madera que, en todo caso, recibirá el calor de una forma directa y concentrada pudiendo repercutir este hecho en alguna abertura o deformación del parquet en los casos más intensos. Por otro lado, las reparaciones o reposiciones también pueden ser más costosas. Si un usuario decide cambiar un parquet encolado a la solera por otro, al arrancarlo posiblemente la solera sufrirá desperfectos que habrá que corregir de nuevo ya que no pueden quedar espacios o huecos en la instalación del nuevo parquet, aunque después se escoja una instalación flotante. Un parquet flotante colocado sobre una subbase compatible de baja resistencia térmica podrá ser fácilmente sustituido, si bien es necesario asegurarse de que el nuevo parquet es de las maderas y los formatos recomendados para estos sistemas de calefacción. Y en todo caso, el profesional debe tener conocimiento de ello para evitar futuros problemas. Afortunadamente, todos los sistemas de instalación están contrastados con las diferentes maderas y formatos, y ya sólo queda que los instaladores sigan las reglas de instalación y limitaciones de los fabricantes de parquet y de adhesivos. Una instalación profesional garantizará un uso prolongado en condiciones óptimas y permitirá aprovechar todas las sinergias de este tipo de construcciones que, al margen de las incidencias descritas, conllevan muchos otros beneficios. Quién sabe, quizás en un próximo artículo... Ángel Nevado Perito de la Federación Española de Pavimentos de Madera - FEPM y de la Associació Catalana d’Industrials del Parquet - ACIP                                                                                                                                                                                                                                                              proyectos    

RkJQdWJsaXNoZXIy Njg1MjYx