breaking news El sector no deja de trabajar. Fabricando, distribuyendo o instalando, a trancas y barrancas, envueltos en la bruma de la incertidumbre, un poco acomplejado por las casandras que anuncian la tormenta perfecta... Pero se trabaja y mucho. Las cifras lo avalan. Las del bricolaje, las más elaboradas, muestran que la facturación del año 2020 fue similar a la de un año 2019 que ya fue bueno. ¡Y este año 2021 será aún mejor! Los fondos europeos Next Generation apenas asoman en el horizonte... Pero las empresas llevan meses lidiando con los problemas de las materias primas, los fletes y la energía... E inevitablemente llama a la puerta una vieja conocida, la inflación, que se ha disparado hasta el 5,5% en octubre: La cifra más elevada en tres décadas. Pero este escenario alarmante es compatible con excelentes noticias sobre el empleo: Se han superado los veinte millones de afiliados a la Seguridad Social. La construcción superó el año pandémico de 2020 razonablemente bien. Pero sufre el encarecimiento, la escasez y los retrasos en el suministro, cuando no el desabastecimiento por falta de estocaje, de muchos materiales. Esta situación ya está produciendo retrasos en muchas promociones, e incluso la paralización de obras. Pero una vez más la paradoja es que, a pesar de los pesares, desde la irrupción de la pandemia las viviendas se han seguido construyendo y, lo que es más importante, se han seguido vendiendo y entregando... La madera también ha sufrido serios problemas de abastecimiento y fuertes incrementos de precios, si bien parece que este otoño la situación se empieza a normalizar. Para nuestro sector no se trata de una simple materia prima: es el «material» por excelencia. Y de su evolución depende el futuro y la prosperidad de muchas empresas y profesionales. La mala noticia es que los problemas de disponibilidad y de inestabilidad de precio de la madera, junto al de los fletes, se prolongarán hasta bien entrado el año 2022. La buena es que lamadera se revaloriza cada vez más como un material sostenible y acorde a los tiempos que vivimos. Y por eso, en el marco de la reforma y el habitat, se beneficiará durante muchos años del interés de los consumidores por mejorar su hogar y su calidad de vida. Pero vale la pena avanzar paso a paso. El impacto de la pandemia redujo notablemente la actividad de los aserraderos y del transporte marítimo justo cuando la demanda de productos de madera se disparó en todo el mundo. En el marco de una lucha sin cuartel por el suministro, los productores que se negaron a pagar los elevados precios que les exigían por la madera ralentizaron o paralizaron su actividad, que se desvió a fábricas que sí tenían stocks.Al igual que sus clientes. Yalgunas empresas han distorsionado aún más el mercado, y acentuado la escasez, acumulando grandes stocks de productos de madera. Es la llamada demanda del pánico. Pero como en cualquier otro proceso especulativo, en algún momento los precios empezarán a bajar y ellos pueden quedarse la «mona». Es decir, un stock carísimo e inmanejable. Muchos fabricantes y distribuidores son incapaces de dar respuesta a todos sus clientes. Y deben establecer prioridades para garantizar el servicio de quienes saben que les van a dar de comer el día de mañana, en detrimento de los más ocasionales u oportunistas... Para acabarlo de complicar entra la geopolítica. Algunos países productores de madera limitan o prohiben su exportación para beneficiar a su industria local: Rusia, Ucrania, Bielorusia... Ahora su principal cliente, China, busca afanosamente esta materia prima en Europa occidental para alimentar a su industria. Igual que Estados Unidos donde el boom de la construcción, y las restricciones a la exportación de Canadá, hacen que su consumo de madera no pueda sustentarse en su producción local. Y tanto unos como otros pagarán lo que haga falta por la codiciada madera europea. Esta es la situación del mercado a día de hoy. Los expertos consideran que, más temprano que tarde, los consumidores reducirán su inversión en la reforma de sus hogares y volverán a gastar una parte significativa de su renta en ocio, restauración, turismo... También recuerdan que antes de la pandemia la madera registraba unos precios muy bajos. Y algo parecido se puede decir del transporte marítimo. Cuando a partir del próximo año la situación se normalice, los precios de la madera se reducirán pero no volverán al nivel previo de la pandemia. De esta manera, este noble material mantendrá unos precios «dignos» y será cada vez más valorado por los particulares y los prescriptores, conscientes de que la madera es el material del siglo XXI. Y como colofón, todos los sectores vinculados a la madera, si hacen los deberes con pulcritud y buena letra, disfrutarán de un largo periodo de bonanza... Peromientras llega esta época de bienaventuranzas, esperemos que pronto, las empresas tienen que seguir gestionando el ingrato presente... Por eso tiene un especial valor que Domotex haya decidido tirar del carro, ponerse al frente del sector y organizar una edición presencial en enero de 2022. Será una feria más pequeña y compacta, estructurada en seis pabellones. Y confían en que acudirán la mitad de sus expositores habituales. La revista Pavimentos y Revestimientos estará presente en Hannover para dar cumplida información de todo lo que allí acontezca.
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