OV27 - Tierras Ovino

nº 27- pág 76 tierras OVINO] 2019 No obstante, pese a los buenos resultados iniciales que ofrece esta vacuna atenuada, resulta insalvable el inherente peligro que entraña el uso de una vacuna viva, y más si se tiene en cuenta el potencial riesgo de transmisión al hombre, hecho, sin embargo, hasta ahora no evidenciado científicamente. Además, no puede administrarse a animales gestantes o en animales tratados previamente con antibióticos, y el uso de este tipo de vacunas interfiere en la interpretación de un diagnóstico serológico rutinario. Además de estos inconvenientes, al tratarse de una vacuna viva atenuada, otros aspectos más recientes y preocupantes han surgido en los últimos años como consecuencia de varias investigaciones que relacionaron esta vacuna con la presencia de brotes de AEO en los rebaños vacunados. Así, el desarrollo de nuevas técnicas de biología molecular como la PCR-RFLP (Polymerase Chain Reaction-Restriction Fragmen-Lenght Polymorphisms) ha permitido a investigadores como Laroucaou et al. (2010) identificar nucleótidos polimórficos individuales presentes únicamente en la cepa vacunal de C. abortus y no en cepas de campo, permitiendo la diferenciación entre ambos tipos de cepas. Con esta metodología se ha demostrado la presencia de la cepa vacunal 1B en placentas procedentes de rebaños vacunados donde ocurrieron brotes de AEO en Reino Unido y Francia. Las razones de estos aparentes “brotes de AEO vacunal” en ese momento no estaban claras, ya que la vacuna viva atenuada 1B siempre se había asociado con una buena protección del rebaño, considerándose como la más efectiva en el control del AEO. Sin embargo, recientemente, Laroucaou et al. (2018) han identificado a la cepa 1B como responsable de una “tormenta de abortos” en varios rebaños en Francia, que infectó a animales no vacunados que no habían sido separados en el momento de la vacunación. Los resultados indican que el comportamiento de la cepa vacunal 1B en el rebaño “imita” a las cepas de campo abortivas conocidas y tiene capacidad de producir AEO en las explotaciones. Hay que destacar que, en ese mismo año, una publicación de Longbottom et al. (2018) puso de manifiesto lo que algunos investigadores sospechaban: la demostración de que existe evidencia genómica de que la cepa vacunal 1B de C. abortus no solo no está atenuada, sino que, potencialmente, puede causar AEO en el rebaño. En concreto, mediante análisis del genoma de la cepa vacunal 1B, se comprueba que la secuencia genómica es idéntica a la cepa no atenuada 1H (mutante revertido). Este importante estudio concluye que la protección conferida por la vacuna viva 1B dudosamente estaría asociada con su “presunta atenuación” sino más bien con una elevada administración C. abortus, lo que estimularía una inmunidad celular protectora similar a la producida en una infección natural. Estos resultados ponen de manifiesto que la cepa vacunal 1B puede estar circulando y causando enfermedad en rebaños vacunados, como apuntan los autores de esta investigación. ► VACUNAS EXPERIMENTALES SUBCELULARES Y DE ADN Una forma de evitar los inconvenientes de las vacunas descritas anteriormente sería el desarrollo de una vacuna subcelular que contenga aquellas moléculas de C. abortus que intervengan específicamente en la inducción de una respuesta inmunitaria efectiva. La principal proteína candidata de la pared celular es la MOMP. Sin embargo, la purificación de esta proteína a partir de cultivos es una técnica demasiado cara para la elaboración de vacunas para el ganado, y ensayos hechos con distintas formas recombinantes de la proteína no han tenido buenos resultados (Herring et al., 1998). Recientemente el grupo irlandés de clamidiólogos liderados por Bryan Markey han publicado los resultados obtenidos con una vacuna experimental que incluye los recombinantes del MIP y CPAF, dos proteínas del complejo externo de la membrana clamidial (COMC). Los autores concluyen que la inmunidad obtenida es sólo parcial (50%) y debe incluir a los dos componentes. Este estudio es un interesante avance en el desarrollo de vacunas subcelulares, pero más investigaciones deben ser desarrolladas en el futuro para mejorar y complementar otros aspectos de la respuesta inmune frente a esas vacunas experimentales (O´Neill y col., 2019) Finalmente, gracias a la secuenciación del genoma de C. abortus, también se han realizado investigaciones para la síntesis de vacunas de ADN que consisten en la inoculación de un plásmido de ADN bacteriano que codifica para alguna proteína con alto poder inmunógeno. Una vez que estos genes son sintetizados por las células del propio individuo, dan lugar a una proteína que induciría una respuesta inmunológica, que se traduce en respuestas humorales y celulares. Sin embargo, hasta la fecha ninguna de estas vacunas experimentales han mejorado los resultados obtenidos con una vacuna inactivada o atenuada (Hechard y Grépinet, 2004). PERSPECTIVAS ACTUALES EN LA VACUNACIÓN FRENTE AL AEO En la Tabla 1 se describen los factores necesarios para que una vacuna pueda convertirse en un producto eficaz contra el AEO. Muchos de estos aspectos son interdependientes e influyen sobre el adecuado efecto de la vacuna, desde las primeras etapas de investigación hasta la realidad de conseguir un producto comercial viable que se ajuste a las necesidades del mercado. Lo ideal es que una vacuna resulte eficaz (reduce la clínica y la excreción), segura (no produce reacciones en el animal ni los infecta con la cepa vacunal) y que su producción sea económicamente viable. Los criterios actuales que definen el desarrollo de una vacuna eficaz frente al AEO son: identificar la combinación óptima de componentes del microorganismo inactivado que producen una respuesta mediada por IFN-gamma, la formulación de estos componentes junto con el adyuvante en adecuadas proporciones y que la producción de estos componentes sea económicamente viable y se ajuste a las necesidades del mercado. Por otro lado, la capacidad de C. abortus para establecer una infección persistente intracelular en el ovino es el reflejo de una compleja y bien adaptada interacción entre la oveja y el microorganismo. La respuesta inmunológica que se produce en esta etapa de la infección es claramente no protectora, mientras que la inmunidad que se genera después del aborto/parto sí que lo es. Por tanto, una nueva vacuna frente al AEO debería producir una respuesta inmunitaria similar a la que ocurre durante la infección natural en el hospedador. CONCLUSIÓN Podemos concluir que el futuro de la profilaxis vacunal contra el AEO debe orientarse en conseguir una vacuna inactivada que sea eficaz, segura y con un coste de producción económicamente rentable. Bibliografía en poder de los autores. ✔

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