OV27 - Tierras Ovino

nº 27- pág 72 tierras OVINO] 2019 con un nivel de ovejas PCR positivas en sangre del 28-45% y en las que sólo entre un 5-15% se detectan lesiones de APO. No se dispone de datos similares para el ANE. En cualquier caso, el momento en que nos encontramos es la de una lesión tumoral indetectable que está presente en el pulmón o en la fosa nasal y en la que hay células proliferando y generando fluidos que contienen partículas víricas. Estas lesiones iniciales se localizan en el caso del ANE en la zona etmoidal por lo que las secreciones serán de difícil acceso. En el intento de diagnosticar estas situaciones, se han probado métodos de introducción de tampones que absorben los fluidos o de obtención de hisopos nasales y realización de un test de RT-PCR. Pese a que esta metodología puede ser de utilidad, pensamos que en caso en que la lesión sea muy pequeña y la cantidad de fluido sea deglutido los tampones o hisopos no podrán acceder a las zonas de los cornetes etmoidales por razones anatómicas. Para el caso del APO, se han estudiado mediante pruebas de RT-PCR muestras de lavados bronco-alveolares y el resultado es bastante bueno detectando lesiones de nivel microscópico o menores de 2 centímetros. Podemos también señalar que tenemos que emplear una minuciosa técnica de lavado bronco-alveolar si queremos resultados óptimos. La tercera situación es la correspondiente con presencia de lesiones más grandes y ya detectables con métodos clínicos de utilidad práctica en un rebaño. Destacaré en este momento que, para lesiones pequeñas de APO o de ANE, se han publicado artículos que emplean técnicas como una tomografía axial computarizada, pero estas técnicas son de difícil aplicación práctica para el caso del ganado ovino. De mayor utilidad clínica y para el caso de lesiones de APO se ha estudiado la aplicación de una técnica ecográfica que, según los autores, es capaz de detectar lesiones a partir de 2 centímetros. Estos autores estiman un 95% de sensibilidad y especificidad presentando a la ecografía como un método útil cuando los ganaderos requieren una confirmación de APO y poder actuar en consecuencia. Sin embargo, esta técnica tiene algunos inconvenientes que reducen, a mi juicio, esas estimaciones. Con ese procedimiento se escanea una zona pulmonar media de ambos pulmones que dejan fuera de la observación a extensas áreas dorso-caudales y cráneo-ventrales de los pulmones. Además, los mismos autores indican que este método no garantiza detección diferencial de lesiones menores de 2 centímetros. Precisamente, estudios propios de pulmones de ovejas obtenidas en el matadero nos indican que hasta un 34,2% de las lesiones iniciales menores de 2 centímetros se localizan en zonas pulmonares fuera de la zona del examen ecográfico propuesto. Por lo tanto, aproximadamente un tercio de las ovejas con lesiones neoplásicas de ese tamaño no serán detectadas con este método. En consecuencia, será necesario tener en cuenta estas limitaciones de la ecografía en el diagnóstico clínico de la APO. Tampoco existe información de la aplicación de técnicas ecográficas en el diagnóstico del ANE. Evidentemente el estudio de estas muestras para esta situación puede complementarse con pruebas de PCR en sangre y de muestras de lavados broco-alveolares o de hisopos o tampones nasales. La cuarta situación es la presencia de lesiones neoplásicas con un tamaño suficiente para dar sintomatología clínica. En estos casos, la necropsia es normalmente suficiente para confirmar el diagnóstico. Como se trata de lesiones neoplásicas donde proliferan células secretoras, una característica principal de ambas será la presencia de abundantes secreciones que se provienen de las fosas nasales o del pulmón. Para el caso de la APO, la prueba más habitual es la denominada de la carretilla. Para esta prueba se elevan los cuartos traseros de la oveja forzando a que la cabeza queda mucho más baja y, si la prueba es positiva, se obtiene una cantidad variable de un líquido turbio y espumoso que fluye por las fosas nasales. En los casos de ANE, el signo clínico más característico es la presencia de Foto 4. Oveja de 4 años. Signos clínicos de adenocarcinoma nasal enzoótico. Destaca la coloración blanquecina de la zona del labio superior inmediatamente por debajo de los ollares y abundante secreción ligeramente mucosa. Foto 5. Oveja de 4 años. Lesión característica de adenocarcinoma nasal enzoótico. Sección de cráneo donde se puede observar una formación claramente neoplásica situada en la zona de cornetes etmoidales y alterando considerablemente la anatomía normal de la zona.

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