OV27 - Tierras Ovino

nº 27- pág 71 [tierras OVINO 2019 dal cada uno de estos virus se expresan en grandes cantidades y es en estas células del epitelio pulmonar o de la mucosa nasal etmoidal donde precisamente se generan neoplasias. Estas células tumorales son secretoras y fabrican grandes cantidades de virus que se mezclan con sus secreciones. Sin embargo, en otros tipos celulares infectados donde su expresión es mucho menor no se desarrollan tumores pero podemos encontrar al menos el virus insertado en el genoma. De hecho, se puede detectar genoma vírico del JSRV en macrófagos y varios tipos de linfocitos incluso en muestras de sangre. En el caso del ENAS no se ha conseguido demostrar genoma vírico fuera de las lesiones tumorales. DIAGNÓSTICO Una vez conocida que estos virus tienen la capacidad de infectar e insertar su genoma en numerosos tipos celulares, pero sólo transforman algunos donde su maquinaria celular les permite expresar sus proteínas de superficie en grandes cantidades, podremos comprender mejor la utilidad de los métodos de diagnóstico disponibles en cada momento de la infección y de la enfermedad. Añadiré ahora que, a pesar de que estos virus pueden infectar a muchas células, no se ha encontrado una respuesta inmune ni humoral ni celular clara en las ovejas enfermas, por lo que existe en la actualidad ningún método de tipo inmunológico aplicable en el diagnóstico de este tipo de infecciones. Para el caso de ANE un trabajo reciente señala de forma dudosa la detección de anticuerpos neutralizantes en un animal aislado. En consecuencia y como resumen de los métodos de diagnóstico de laboratorio disponibles puedo señalar que, por un lado, existen varias técnicas moleculares para identificar ARN y ADN vírico de forma específica para cada virus y también distinguirlos de los correspondientes retrovirus endógenos en muestras de sangre y tejidos; y por otro, podemos completar estas técnicas moleculares con la identificación de lesiones tumorales con estudios histológicos rutinarios que se completan con técnicas inmunohistoquímicas que detectan específicamente las proteínas víricas en las muestras tisulares. En el curso de las investigaciones conducidas por nosotros y por otros autores sabemos que podemos encontrar al menos cuatro situaciones en las ovejas de los rebaños afectados por APO y ENA. La primera es la presencia de animales que no muestran ninguna evidencia clínica ni lesiones de la enfermedad, pero son positivas al test de PCR en las células blancas de la sangre. Hasta ahora esta situación se ha observado en rebaños afectados de APO, pero no en los de ANE. En varias publicaciones se ha señalado que la presencia de animales con lesiones es muy pequeña comparada con un número mucho mayor de animales que son positivos al JSRV en sangre, pero sin evidencia de lesiones tumorales pulmonares. En estos animales la única prueba que podemos hacer para diagnosticarlos en una prueba molecular bien de PCR convencional o de PCR en tiempo real que determina la presencia o cantidad de ADN complementario en esa muestra. El problema que se ha encontrado es que, aunque son muy específicas, la sensibilidad es muy baja y sólo parecen funcionar a nivel de rebaño y no como prueba válida a nivel individual. Tal y como indicaremos más adelante, ésta parece ser la situación en la que encontraremos un mayor número de animales en los ganados afectados de APO. Ya hemos señalado anteriormente que el ENAS no se ha detectado fuera de las lesiones neoplásicas, quizás porque la sensibilidad del test en sangre para este virus sea todavía más baja que para el JSRV o sea indetectable en células de la sangre. La segunda situación es la correspondiente a ovejas con lesiones tumorales, pero sin manifestación clínica de la enfermedad, ni tampoco detectables por métodos clínicos que podemos aplicar de forma práctica como una ecografía. En este grupo tendremos animales con lesiones a nivel histológico o nivel macroscópico, pero de un tamaño menor a unos 2 centímetros para el caso de las lesiones de APO. Podemos utilizar datos concretos de estudios de campo para ilustrar esta situación, que indican que podemos encontrar rebaños Foto 2. Pulmón de oveja de 5 años. Lesión inicial de adenocarcinoma pulmonar ovino. Se observa un pequeño nódulo blanquecino demarcado por una zona de hiperinsuflación alveolar. Foto 3. Pulmón de oveja de 3 años. Lesión extensa de adenocarcinoma pulmonar ovino. ✚

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