nº 27- pág 29 [tierras OVINO 2019 puede tener para un rebaño (Gutiérrez et al., 2017). Los síntomas, variables en función de muchos factores como la especie de micoplasma, el animal o incluso el tipo de cepa, son la clásica mamitis y/o artritis y/o conjuntivitis, además de la mortalidad o la presencia de problemas respiratorios, sobre todo en la recría. Los abortos o incluso la presentación de problemas reproductivos, que en raras ocasiones asociamos al síndrome, son menos conocidos y en este último caso, posiblemente subestimados (GómezMartín et al., 2015). Afortunadamente, esta situación epidemiológica de curso clínico no es la dominante epidemiológica de la infección, pues en la mayoría de los casos, nos encontramos con rebaños crónicamente infectados asintomáticos donde realizar el diagnóstico es complejo. Lo que acontece a nivel económico en los rebaños crónicamente infectados está, en ocasiones, infravalorado. Hemos de considerar que, en los mismos, la infección da la cara mediante la aparición de mamitis subclínicas, ocasionalmente clínicas, que en ocasiones, con un buen manejo o elevado desvieje, pueden incluso permanecer casi inadvertidos. Pero incluso en esas situaciones, hay que tener en cuenta que todos esos animales afectados están produciendo leche por debajo de su potencial genético, con la misma alimentación y el mismo manejo. A todo ello, habría que añadir su efecto sobre los animales al actuar con otros agentes infecciosos como sucede, por ejemplo, en los problemas respiratorios en los animales jóvenes o el efecto sobre la fertilidad, del que aún se desconoce casi todo (Corrales et al., 2007). Hemos de tener en cuenta que, desafortunadamente, la existencia de un protocolo de vacunación en las explotaciones no genera la inmunidad suficiente para proteger a los animales de la infección y parece facilitar la presencia de portadores de estos microorganismos que facilitar que la infección se croniTabla 1. Explotaciones adheridas al Programa de Agalaxia Contagiosa. ✚ 018C021
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