OV27 - Tierras Ovino

nº 27- pág 10 tierras OVINO] 2019 alimento tiene un valor diferente y los valores que aporta el INRA (2018) oscilan entre 18% y 98%. Los valores mínimos corresponden a subproductos de muy baja calidad y los máximos a cultivos de levaduras, pero la digestibilidad intestinal de los alimentos utilizados más habitualmente en la alimentación práctica oscila entre 60% y 80%. Los aminoácidos absorbidos forman el PDI o la proteína metabolizable y serán utilizados por el animal para cubrir sus funciones de mantenimiento y producción. Sin embargo, en este metabolismo hay una ineficiencia que genera amoníaco, que es transformado posteriormente en urea y que contribuye al conjunto de urea que hay en el organismo. Si se administra PDI en exceso de las necesidades del animal, los aminoácidos no se pueden almacenar y se tienen que catabolizar, generando amoníaco que se transforma en urea y se elimina en la orina. Por esta razón un exceso de PDI reduce la eficiencia de uso del nitrógeno por el animal, ya que todo el exceso de PDI se elimina y aumenta la excreción de nitrógeno al medio ambiente. El INRA (2018) analiza este aspecto a partir de datos experimentales obtenidos en vacuno, caprino y ovino, y establece un aporte en la dieta de 100 gramos de PDI por kg de materia seca para estimar la eficiencia de utilización media de los aminoácidos. Si el aporte de PDI en la dieta es menor de este valor, aumenta la eficiencia, pero si es mayor la eficiencia se reduce. Por ello, está claramente demostrado que un exceso de PDI por encima de las necesidades del animal reduce la eficiencia de utilización de los aminoácidos. Otro aspecto importante es el aumento de la excreción de nitrógeno al medio ambiente al aumentar el aporte proteico. A medida que aumenta la concentración de proteína en la dieta, aumenta ligeramente la excreción de nitrógeno en heces, pero se aumenta muy acusadamente la excreción de nitrógeno en orina debido al catabolismo de los aminoácidos. Por tanto, otra idea fundamental es que aportar PDI por encima de las necesidades del animal aumenta la contaminación medioambiental y los costes de alimentación sin mejorar la producción de leche. UREA EN LECHE COMO DIAGNÓSTICO NUTRICIONAL La concentración de urea en leche es un parámetro muy interesante para el diagnóstico nutricional, ya que se ha comprobado que los niveles de en leche están muy correlacionados con los niveles de urea en sangre. El muestreo de la leche es más sencillo que el de la sangre y se ha comprobado que las concentraciones de urea son más estables a lo largo del día en la leche, ya que en la sangre se produce un pico después de la ingestión y las oscilaciones son mucho mayores. En todas las especies de rumiantes domésticos se ha demostrado que las concentraciones de urea en la leche están muy relacionadas con la cantidad de proteína en la dieta. Sin embargo, en los últimos años se ha constatado que están incluso más relacionadas con la relación proteína/energía de la dieta. En un estudio realizado por Cannas (2015) se analizaron los resultados de ocho pruebas con ovejas lecheras de raza Sarda y dietas con diferentes niveles de proteína, y se constató que al aumentar la relación proteína/energía, aumentaba claramente el contenido de urea en leche. Además, la relación proteína/energía en la dieta explicó el 93% de la varianza de la concentración de la urea en leche. A partir de una ecuación desarrollada en este trabajo se pueden estimar los niveles de urea en leche que se obtendrían para dietas con distintos niveles de proteína (entre 12% y el 20%) y de energía (entre 0,69 y 1,04 UFL). En este trabajo se señalan también una serie de concentraciones idóneas de proteína y energía que corresponden a dietas equilibradas, y que darían lugar a niveles de urea en leche de 340-350 miligramos por litro. Los niveles excesivos de urea en leche ponen en peligro la reproducción y la sanidad de los animales, y en este

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