OV26 - Tierras Ovino

nº 26- pág 8 tierras OVINO] 2019 que en una imposición legal. Los veterinarios tenemos que aprender a prescribir bioseguridad, al igual que hacemos con los tratamientos medicamentosos. TI.- ¿Podríamos decir que hay una bioseguridad externa, dirigida a evitar los ‘peligros’ que puedan venir de fuera, y otra bioseguridad interna para tener controlados los ‘peligros’ que puedan surgir desde dentro de las granjas? R.- Efectivamente. Existen dos tipos de bioseguridad: la que evita que lo que venga de fuera entre en nuestras explotaciones y la que evita, que una vez dentro, se propague a través de la misma o bien se genere en la misma explotación TI.- La reducción de herramientas terapéuticas, tanto por la desaparición de productos zoosanitarios disponibles, como por la necesidad de reducir las dosis y cambiar el sistema de uso de otros, está haciendo que sea cada día más difícil controlar algunas patologías en los rebaños. ¿Es la bioseguridad una opción para ayudar a resolver los problemas de control de esas patologías? ¿En qué medida? R.- En una enfermedad diagnosticada, el tratamiento puede ser perfectamente prescrito por un veterinario. Con el control sistemático de los antibióticos lo que se pretende es evitar el uso indiscriminado de los mismos, pero un diagnóstico correcto permite una prescripción adecuada. Es decir, se reduce el uso de antibióticos, pero de forma descontrolada. Queremos decir que la terapéutica sigue siendo necesaria para obtener producciones rentables, que unido a unas medidas profilácticas con un buen programa vacunal y de bioseguridad permitirá optimizar nuestros resultados TI.- ¿Cómo está el nivel de implantación de la bioseguridad en ovino si realizamos la comparación con otros sectores ganaderos? ¿Es habitual que las explotaciones de esta especie tengan previsto un plan de bioseguridad, un reparto de funciones y unos protocolos de trabajo? R.- Como se suele decir coloquialmente, la bioseguridad en ovino va por barrios. es decir, según donde se encuentre la explotación. Las exigencias administrativas son diferentes para una misma Ley, por lo que nos podemos encontrar Comunidades con una implantación alta de estas medidas y otras donde los niveles de exigencias son relajados. Además, este tipo de explotaciones, con un marcado carácter tradicional, está tardando en asumir estas medidas que por ejemplo otras producciones como avicultura y porcino en maternidades, donde están muy interiorizadas. TI.- ¿Cuáles son las principales dificultades a las que se enfrenta una explotación de ovino para implantar un programa de bioseguridad? R.- Una de las principales es el carácter semiextensivo de las explotaciones. Sobre animales que no salen de una nave es más fácil implantar estas medidas. En ovino, con naves abiertas, muchas ovejas pastorean en pastos comunes, etc, no es fácil llevar esta práctica. Otra dificultad es la formación de los propios ganaderos, con escasos programas formativos sobre bioseguridad. TI.- En sistemas de explotación como los del ovino, donde una parte de la vida del rebaño se desarrolla en muchas ocasiones fuera de las instalaciones de la granja, con la práctica del pastoreo, existe la sensación de que la bioseguridad es solo una cuestión de las granjas intensivas, donde los animales viven en un recinto controlable. ¿Es posible la bioseguridad en las granjas de tipo extensivo? ¿Las nuevas tecnologías ayudan a ejecutar estas tareas? R.- Como comentábamos anteriormente, en explotaciones cerradas es más fácil implementar estos sistemas, pero existen prácticas específicas para explotaciones extensivas como pueden ser los vallados perimetrales, rotaciones de pastos, sementales propios no ‘prestados’, etc. TI.- En este sentido, ¿cuáles son las prioridades en medidas de bioseguridad que deben aplicar los ganaderos en extensivo? ¿Qué aspectos son los que deben cuidarse especialmente? R.- Las principales medidas son las siguientes: control del agua de bebida (es conocido que a través del agua hay diseminación de enfermedades); control de la alimentación (mantenimiento de comederos, silos…); control de accesos (cerramientos, vallados); correcta eliminación de cadáveres; implantación de un programa vacunal; prohibición de ‘prestar’ carneros; control de animales nuevos (manejo correcto de parideras, corderos…); Enrique Ruiz

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