ENTREVISTA 26 ¿Eso supone implantarse en nuevos países o crecer en donde ya están presentes? Estamos en países donde aún nuestra cuota de mercado es baja y eso nos ofrece grandes oportunidades. Portugal, Marruecos, México, Perú, Chile… son mercados en los que consideramos que aún podemos seguir creciendo. Y llegó la crisis… ¡Qué frase más corta y cuánta profundidad hay detrás de ella! ¿El peor momento de su vida, tanto en lo profesional como en lo personal? ¿Con qué se queda de todo lo vivido/sufrido en esa época? Recientemente escuché en el podcast ‘Así empecé’ de Beltrán Espinosa de los Monteros que durante los años más crudos daba vueltas en el coche a su oficina antes de entrar en ella con la cara desencajada por las difíciles decisiones que tendría que tomar esos días… Fue muy duro, tremendamente duro. Si me hubieran dicho que iba a vivir aquello durante tanto tiempo habría dicho que no lo iba a soportar. Pero lo hicimos. Fue mucho más largo de lo esperado y más profundo de lo que imaginábamos. No supimos evitar esa gran crisis. ¿Qué extraigo de todo ello? Evidentemente me quedo con el equipo de GAM, con la resiliencia que demostramos. Son situaciones en las que conoces realmente a las personas. En momentos difíciles, hay quienes reaccionan de una manera y quienes lo hacen de otra. Aprecias muchas lealtades pero también te cruzas con personas que quieren aprovecharse de situaciones difíciles. Esto es la vida, no hay que hacer dramas de ello. Es un aprendizaje más. Lo peor de aquella época era tener que despedir a tu gente, sobre todo si tenemos en cuenta que lo hacíamos cuando en el mercado laboral no había dinamismo para que les fuera fácil encontrar nuevas oportunidades. La gente iba a un paro muy estructural, eran dramas personales. ¿Cómo se consigue sobrevivir a la caída de valor de una empresa en bolsa de casi 900 a 40 millones de euros en apenas unos años? A pesar de su positivismo… ¿no se le pasó por la cabeza la desaparición de GAM? ¿Tiene mucho que agradecer a las entidades financieras y accionistas que siguieron confiando en el proyecto? Nunca dejé de pensar, ni en los peores momentos de la crisis, que mantener viva GAM merecía la pena. Siempre tuve claro que había buenos valores desde los que podíamos reconstruir la compañía y que eso siempre sería mejor que derribarlo todo y empezar de nuevo. Y después, había compromisos que teníamos que cumplir. Mi vida ha quedado marcada por este principio vital. Mi padre me inculcó que si asumes un compromiso, una deuda, tienes que aceptar sus consecuencias. Marcharme, hacer desaparecer, quebrar, llevar a concurso a GAM, para mí, era impensable, aun sabiendo que la decisión de seguir iba a suponer un sacrificio personal bestial. Y así fue. Dediqué 6-7 años de mi vida a reparar la deuda para que GAM sobreviviera. Un objetivo durísimo para el que tuve que hacer uso de buenas dosis de creatividad, todo con la intención de sacar caja de donde no la había y pagar con ello a los bancos. El lado malo, que quizás estos señores podían haber sido un poco más agradecidos. Pero bueno, un aprendizaje más. Quien entienda y agradezca estos sacrificios, encantado. Y quien no lo valore, pues me da mucha pena por él. No por mí, porque yo tenía claro lo que tenía que hacer. ¿Considera que aún hay secuelas de ese endeudamiento o puede afirmar que la empresa ya está completamente saneada? GAM es una empresa nueva, saneada, que genera mucha caja y que está aprovechando las nuevas oportunidades que ofrece el mercado. De hecho, para mí es mucho mejor compañía hoy que en 2004-2005, más sólida y con mayor valor intrínseco y real que cuando alcanzó su pico en Bolsa. Personalmente creo que el mercado no acertó cuando nos valoraba en esos más de 800 millones de euros en 2008 pero tampoco ahora cuando lo hace en 150 millones. ¿Qué papel ejerció la plantilla de GAM para mantener la empresa a flote? Y ya aprovecho… ¿qué destacaría de todos sus empleados? Un papel fundamental. Esa situación la sufrimos todos, sin excepción. Todos, como un equipo muy cohesionado, hemos demostrado lealtad, fuerza y hemos apretado los dientes cuando había que hacerlo. Si hoy estamos aquí es porque mucha gente se ha sacrificado, ha entendido el proceso y cree firmemente en el proyecto de futuro de GAM. No podemos negar que hay mucha gente que se quedó en el camino, la peor consecuencia de esa crisis, ya que de los cerca de 3.000 empleados que tuvimos en el pico de actividad la plantilla se redujo en apenas unos años por debajo de los 1.000 trabajadores. Afortunadamente hemos podido recuperarnos en buena parte y a día de hoy contamos ya con 1.900 profesionales, los cuales demuestran diariamente una fe inquebrantable en los valores de GAM, lo que nos permite transmitir en el mercado credibilidad y sostenibilidad. De las crisis nacen nuevas oportunidades y GAM aprovechó la de 2008 para transformarse, refundarse, llámelo como quiera. ¿Cuáles fueron las líneas estratégicas que quisieron seguir para este cambio de alquilador de maquinaria a proveedor de servicios? Una de las consecuencias más palpables de este cambio estratégico ha sido el menor peso que tiene hoy el sec-
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