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50 ANIVERSARIO Calidad arquitectónica y circularidad para los retos actuales y futuros Esa vivencia, junto con los efectos, ya patentes, del calentamiento global y tragedias recientes, como la provocada por la DANA, el pasado 29 de octubre, nos urgen a impulsar una transformación de nuestros pueblos y ciudades para responder a los retos actuales y a las necesidades de la población del siglo XXI. Reclaman calidad arquitectónica, como una garantía para el interés general. Y esa necesidad de calidad en el entorno construido exige, de forma ineludible, la alianza y el esfuerzo compartido de todos los agentes que integran el sector de la edificación y sus profesionales, en colaboración con las Administraciones Públicas. Se trata de garantizar el bienestar de todas las personas, preservando la sostenibilidad del planeta. Precisamente, influido por los cambios normativos que se han sucedido a nivel europeo y estatal, en las últimas tres décadas, se ha incrementado la eficiencia de nuestras edificaciones con el fin de reducir su demanda y su consumo energéticos. La nueva Directiva europea de Eficiencia Energética, que deberá transponerse a nuestro ordenamiento jurídico en 2026, eleva las exigencias, poniendo el foco en el ciclo de vida integral de los edificios y marcando objetivos concretos para la descarbonización del parque edificado en 2050 desde el diseño de proyecto y la fabricación de materiales. Pero tan importante como la obra nueva es intervenir en las construcciones actuales. Un buen aislamiento garantiza una mayor eficiencia de los edificios y confort en nuestros hogares, además de un ahorro económico. En este sentido, el papel de la envolvente es fundamental, ya que actúa como una barrera entre el interior y el exterior, influyendo directamente en el consumo energético y el confort térmico. Una envolvente bien diseñada, que incluya acristalamientos adecuados, reduce significativamente la demanda de climatización. Por eso, es crucial seleccionar vidrios con valores óptimos de transmitancia térmica y factores solares, adaptados al clima y la orientación del edificio que, al mismo tiempo, contribuyan a limitar el consumo de energía primaria, favoreciendo un uso eficiente de la luz natural. En conjunto, el diseño eficiente y sostenible de las superficies acristaladas no solo mejora el desempeño energético del edificio, sino que también reduce su impacto ambiental, promoviendo un entorno construido más equilibrado y sostenible. Pero, además, dentro de la economía circular a la que nos obliga la crisis climática que vivimos, cabe señalar que los acristalamientos La experiencia del confinamiento por la pandemia de Covid-19, de la que se cumplen ahora cinco años, nos enseñó la importancia que tienen los espacios que habitamos: desde nuestras viviendas a los lugares de trabajo y nuestros barrios. Marta Vall-llossera Ferran. Presidenta del CSCAE.

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