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TECNOLOGÍA 143 67 viviendas públicas en el barrio de La Trinitat Nova en Barcelona. Equipo: DATAAE. Narch · Maira Gonzalez. tuvieron su auge a finales del siglo pasado y principios de este. Un ejemplo claro de esta tendencia son los ventanales XL. Estos grandes paneles de vidrio ofrecen múltiples beneficios. En primer lugar, la mayor cantidad de luz natural que permiten pasar al interior reduce la necesidad de iluminación artificial durante el día, lo que ya de por sí contribuye a una mayor eficiencia energética. Además, este tipo de ventanas favorece una mejor relación con el entorno exterior, permitiendo que los espacios interiores se sientan más integrados con el paisaje, lo que puede mejorar la calidad de vida de los ocupantes. Quizás por la asociación de marcos gruesos y pesados con conceptos como la durabilidad y aislamiento, todavía existe un debate en torno a la eficiencia energética de estos ventanales. Algunos usuarios piensan que las soluciones de marcos finos y grandes superficies acristaladas no pueden competir en términos de hermeticidad y aislamiento térmico con las ventanas más robustas y tradicionales. Sin embargo, la realidad es que las ventanas de gran formato, cuando están bien diseñadas, pueden ser igualmente eficaces en cuanto a aislamiento térmico y acústico. De hecho, muchos modelos actuales utilizan tecnologías avanzadas de doble o triple acristalamiento, que proporcionan un excelente rendimiento energético. Además, el empleo de nuevos materiales en los marcos, como el aluminio con ruptura de puente térmico o los compuestos híbridos de madera y aluminio, garantizan una alta eficiencia sin sacrificar la estética. EL PESO DE LA AUTOMATIZACIÓN Y EL CONTROL EN LA EFICIENCIA ENERGÉTICA DE LAS VENTANAS Pero si hay un factor clave que ha ayudado a igualar la eficiencia energética de estas ventanas con aquellas de marcos más gruesos, es la incorporación de tecnologías de automatización y control. Aunque a simple vista parezca que una ventana grande es más propensa a dejar escapar el calor o el frío, cuando está equipada con sistemas inteligentes de control, su capacidad para gestionar la temperatura interna del edificio mejora considerablemente. Por ejemplo, los sensores de temperatura y humedad integrados en estas ventanas permiten una gestión eficiente de la ventilación natural. Al detectar cambios en las condiciones del clima exterior, las ventanas pueden abrirse o cerrarse automáticamente, optimizando la ventilación cruzada para refrescar un espacio sin necesidad de utilizar sistemas de climatización. De acuerdo con estudios recientes, el uso de sistemas de automatización en ventanas puede reducir el consumo energético de un edificio entre un 20 % y un 30 %. Un ahorro que se produce, principalmente, gracias a la optimización de la ventilación natural y la reducción de la dependencia de sistemas de calefacción y aire acondicionado. Un informe de la Agencia

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