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DESCARBONIZACIÓN 143 Esto asegura que se conserven los recursos primarios y contribuye al ahorro de CO2. Una vez más, el ‘carnet de identidad’ de una ventana saca lo mejor de las unidades individuales incluso al final de su ciclo de vida, no sólo en beneficio del ciclo de materiales y, por lo tanto, del medio ambiente, sino también para aumentar la rentabilidad: el edificio es un depósito de materia prima. CONTROL DE LA HUELLA DE CARBONO Reducir el CO2 comienza con la reutilización de lo que ya está, por eso tenemos que recolectar materiales existentes y usarlos como materia prima para los nuevos productos, sin una pérdida de calidad. En esto sentido, el valor de CO2 de un edificio será crucial cuando se trata de inversiones y especificaciones para licitaciones. El valor GWP (Global Warming Potential) identifica el potencial de calentamiento global del edificio a lo largo de su ciclo de vida. Este valor se determina sobre la base de dos tipos de emisiones de CO2: ‘carbono incorporado’, es decir las emisiones integradas en los materiales utilizados y ‘carbono operativo’, es decir el carbono generado por el funcionamiento del edificio y, por ejemplo, la energía consumida por el edificio. El valor GWP se identifica cómo CO2e, el equivalente de CO2. Hay muchas buenas razones para diseñar e implementar proyectos de construcción con 'Carbon Control'. Con productos y servicios de reducción de CO2, se puede lograr la descarbonización específica de la envolvente del edificio en todas las fases de la construcción. Es fundamental la existencia de softwares por parte de los proveedores de materias primas y principalmente perfiles, herrajes y juntas para que, en cualquier punto del proceso de planificación y construcción, haya una total transparencia con respecto a los valores de CO2 de los materiales y las unidades estructurales utilizadas. Al convertirse en un proveedor de energía en sí mismo, un edificio reduce las emisiones de CO2 necesarias para su funcionamiento. Los módulos fotovoltaicos son una solución eficiente para edificios preparados para el futuro que serán rentables para los inversores, los operadores y el medio ambiente. importante tener en cuenta todos los aspectos, incluyendo utilizar un embalaje sostenible que permita hacer una contribución positiva a la reducción del valor de CO2. Menos energía y, por lo tanto, menos CO2 es bueno no sólo para el medio ambiente, sino que también tiene un impacto positivo en la rentabilidad de un edificio. Es por eso que es fundamental incluir en los proyectos soluciones más eficientes energéticamente. El uso de módulos de fotovoltaicos integrados en las fachadas o ventanas de los edificios es un pilar de los edificios de bajo consumo energético, energía cero o energía positiva. En el futuro será crucial para los propietarios que el edificio pueda cumplir con los crecientes requisitos de CO2; un mantenimiento sencillo y un servicio excelente ayudarán a esto. Cuando los datos relacionados con una unidad de fachada o ventana con un ‘carnet de identidad’ se almacenan en la nube, el instalador sabe si se requerirán trabajos de mantenimiento o actualización en una fecha posterior y cómo llevar a cabo este trabajo. En ultima instancia, los datos del 'carnet' también permitirán que las materias primas se reciclen de una manera claramente estructurada. Los retrasos en el mantenimiento conducen a puntos débiles en la envolvente del edificio y, por lo tanto, a valores energéticos bajos. Esto aumenta los costes de funcionamiento y una huella de carbono pobre reducirá el valor de reventa. Con un servicio de mantenimiento, los propietarios pueden tomar las precauciones adecuadas. Respecto al ciclo de materiales, el principio ‘Cradle to Cradle’ y la etiqueta de producto ‘VinylPlus’ garantizan que todos los materiales utilizados en la fabricación puedan reciclarse con prácticamente la misma calidad. Contar con materiales con un reducido CO2 mejoran el medio ambiente y la rentabilidad de un edificio.

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