218 PUERTAS Las puertas automáticas, escudo contra las fugas de temperatura A lo largo de su ciclo de vida, más del 75% del consumo energético recae en el uso del propio edificio. Por lo tanto, es la principal fuente de generación de emisiones de CO2 como consecuencia de activar el aire acondicionado y la calefacción. Así pues, conviene diseñar una envolvente térmica efectiva para maximizar la eficiencia energética tanto de viviendas particulares como de edificios comerciales y administrativos. El aislamiento térmico de las ventanas es imprescindible, pero según la ‘European Door & Shutter Federation’, “las puertas tienen un impacto mucho mayor en el consumo energético de un edificio” de lo que piensa la gente. Desde AEPA suscriben de forma literal este mensaje. De hecho, ya han tratado el asunto del ahorro energético derivado de las puertas automáticas en varios artículos. El rendimiento energético de las puertas automáticas es esencial, pero aún más importante es la gestión de la apertura y cierre de la puerta. ¿Por qué? La principal proporción de pérdida de energía se produce cuando la puerta está abierta, no cuando está cerrada. Esto se debe a la considerable infiltración de aire que ocurre cuando la puerta está abierta, provocando pérdidas superiores que las que se producen a través del aislamiento térmico con la puerta cerrada. De esta forma, las puertas automáticas aparecen como una solución idónea. Con un control de acceso más eficiente, el edificio logra minimizar las fugas de aire y evita los choques térmicos derivados de la entrada de corrientes de aire frío o caliente desde el exterior. LAS PUERTAS AUTOMÁTICAS EN EL SECTOR COMERCIAL El auge del sector de las puertas automáticas se explica desde el prisma de la construcción y su conexión total con la sostenibilidad. Sin embargo, conviene fijarse también en las recientes normativas: por ello, AEPA realiza en este artículo una radiografía del Año I de la aprobación del Real Decreto-Ley 14/2022, que obliga a todos los edificios comerciales, administrativos y culturales a incorporar puertas automáticas en los accesos al exterior. Esta ley se enmarca en la crisis energética que sufre Europa, sí, pero llega para quedarse. Es una normativa clave para mejorar la huella de carbono medioambiental de los edificios, ya que las puertas automáticas mantienen la temperatura interior constante y, por lo tanto, reducen la carga de trabajo de los sistemas de calefacción, ventilación y aire acondicionado (HVAC). Este ahorro energético se traduce, lógicamente, en un ahorro económico significativo para la familia o la empresa. En definitiva, las puertas automáticas son una elección óptima para la adecuada gestión de un alto flujo de personas y, además, para ofrecer una correcta accesibilidad. Facilitan la entrada y salida de personas con El confort térmico es vital en cualquier edificio. Familias y negocios renuevan sus sistemas de climatización y ventilación, aunque en muchas ocasiones el problema radica en el acceso al edificio. En este contexto, las puertas automáticas emergen como un elemento crucial para frenar las fugas de temperatura, tal y como apunta AEPA, Asociación Empresarial de Puertas Manuales y Automáticas. La puerta es uno de los principales puntos de fuga de temperatura de un edificio.
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