NP344

TRIBUNA La propuesta de revisión de la Directiva Europea de Eficiencia Energética de los Edificios (DEEE), contempla que, a partir de 2050, el parque edificatorio europeo sea de cero emisiones. El reto de la descarbonización en el sector de materiales de construcción se aborda desde dos vertientes: desde el punto de vista industrial, cuya reducción de emisiones viene regulada por la Directiva ETS y contempla un horizonte claro a 2050; la otra es la contribución que tienen los materiales, y productos, a la reducción de emisiones de CO2 debida al consumo energético de un edificio en las diferentes etapas de su ciclo de vida completo. Los materiales y productos de construcción requieren un enfoque específico en cuanto a la evaluación, verificación y certificación de su análisis de ciclo de vida (ACV), ya que son productos intermedios cuya contribución al medio ambiente tiene que ser evaluada en el contexto de los elementos constructivos y edificios u obra de infraestructura; ya que el edificio u obra es el producto final objeto de la evaluación. El CO2 se puede tratar como ‘embebido’ o fijado al edificio a través de los materiales que lo componen (Etapa de Producto (A1-A3)), su transporte (Etapa de Proceso de Construcción, Transporte (A4)) o su instalación (Etapa de Proceso de Construcción, Proceso de Instalación (A5). La durabilidad de los materiales es esencial, para que el carbono embebido inicial no se incremente durante la vida útil del mismo. Si a esta circunstancia se le añade un enfoque de economía circular nos lleva a la conclusión de que durabilidades altas conllevan necesidades de mantenimiento reducidas y, por tanto, menor uso de materiales y recursos naturales a lo largo del ciclo de vida del edificio. Cualquier reducción de CO2 motivada por el cumplimiento de los objetivos de descarbonización para la industria habrá de computarse en el sector de la industria y no en el sector residencial, ya que supondría una reducción del carbono embebido procedente de un proceso regulado por ETS, produciéndose una ‘descarbonización aparente’ del edificio. Por otra parte, para contribuir a la reducción del carbono operativo la Unión Europea define el principio de “primero, la eficiencia energética”. La reciente propuesta de modificación de la DEEE propone la incorporación del cálculo del índice Global Warming Potential (GWP). Un edificio con un óptimo nivel de eficiencia siempre reducirá su necesidad de energía y, en consecuencia, tendrá menos emisiones de CO2 a lo largo de su vida útil haciendo más sostenibles al edificio, contribuyendo así a la descarbonización del sector Residencial, Comercial e institucional (RCI). La correcta instalación, realizada por profesionales cualificados, también tiene relevancia a la hora de reducir las emisiones de CO2 de la edificación. En primer lugar, una instalación hecha por profesionales optimiza el proceso de instalación, utilizando menos producto, generando menos residuos, y garantizando que esos residuos se traten de forma adecuada. En segundo lugar, una buena instalación sufre menos patologías, reduciendo la necesidad de reparación o sustitución prematura y alargando la vida útil de los productos. Y, en tercer lugar, una instalación profesional hace que los materiales y las soluciones alcancen todo su potencial y todas sus prestaciones, ayudando a reducir el carbono operativo de la fase de uso del edificio. ASEFAVE LA DESCARBONIZACIÓN DE LOS MATERIALES DE CONSTRUCCIÓN

RkJQdWJsaXNoZXIy Njg1MjYx