reportaje Ríos de tinta están corriendo sobre la crisis global de los suministros y el alza de precios que todo parece indicar que se trasladará a los productos. Quizás la cercanía de la campaña navideña y la intención de no empañarla están moderando las voluntades de las empresas, pero la cuesta de enero será dura, porque la situación no tiene visos de mejorar a corto plazo. Pero, ¿qué está sucediendo? Para entenderlo, hay que ser conscientes de que no existe un único motivo, sino varios, y que la pandemia está implicada en todo ello. Uno de los motivos principales de esta crisis es, paradójicamente, la reactivación del consumo. El crecimiento económico de la zona euro, impulsado por el ahorro generado por la crisis sanitaria (480.000 millones de euros, según la consultora Deloitte) y el aumento del consumo privado, ha sido ‘demasiado’ acelerado. Estados Unidos, por su parte, atraviesa una coyuntura similar y tensiona todavía más el mercado. Esto sería una buena noticia si no fuera porque el comercio internacional no puede soportar esta demanda. El precio de los contenedores marítimos ha alcanzado aumentos históricos de hasta el +700%, afectando especialmente a las rutas que llegan desde Asia. El coste La emergencia sanitaria ya llevó a muchas voces a exigir un cambio del modelo económico globalizado, al evidenciarse una excesiva dependencia de los suministros asiáticos. Pero la pandemia, como en una pesadilla, se ha encadenado con la crisis de la cadena de suministros, del transporte marítimo, de la energía, de los materiales... Y ahora, también, con la emergencia climática. ¿La globalización hace aguas? O, simplemente, ¿se trata de una crisis pasajera, tras la cual todo volverá a su cauce? No hay que dejar de lado que el principal causante de esta crisis ha sido, paradójicamente, la recuperación económica y el incremento de la demanda. Hay quienes defiende con convencimiento que necesitamos un nuevo modelo. Otros, en cambio, argumentan que no es tan fácil desmontar un sistema articulado durante décadas... ¿Volver a producir mascarillas, chips, tornillos... en Europa? Quién sabe. La tercera década del siglo XXI será recordada por poner en jaque esquemas y realidades que creíamos que nunca iban a cambiar. ¿Vamos hacia una relocalización? para entender la crisis de suministros 8 -
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