breaking news MISCELÁNEA La Cartuja de Sevilla produce la vajilla solidaria de Acción contra el Hambre, con diseños originales de 24 artistas, entre los que se cuentan Alejandro Sanz, Beatriz Luengo, Mario Vargas Llosa, EugenioRecuenco, Rocío Aguirre… Se compone de una colección de 30 piezas customizadas que se puede adquirir online a un precio de 605 euros. Thermomix vendió un 5% más en España en el año de la pandemia, alcanzando una cifra de negocios de 98,1 millones de euros a la conclusión del ejercicio 2020. Ello supone una recuperación respecto a las cifras de 2019, cuando sus ventas descendieron tras varios ejercicios al alza. Fagor Electrodomésticos ha recorrido este otoño diferentes ciudades españolas (Sevilla, Málaga, Madrid, Barcelona y Valencia) en un roadshow para mostrar al canal de distribución su amplia gama de productos y las nuevas referencias de su catálogo. LOS FLETES MARÍTIMOS Y EL PRECIO DE LA ENERGÍA Y LAS MATERIAS PRIMAS. ¿CÓMO CAMBIARÁN AL SECTOR? Si los productos de menaje y mesa habían salido bien parados de la pandemia, no se puede decir lo mismo de la crisis de la cadena de suministros que la ha seguido y que, en buena parte, es consecuencia de aquella. Hay dificultades para el aprovisionamiento de determinadas materias y los plazos para la llegada de componentes se han disparado, así como los precios de los fletes marítimos (hasta un 700%más caros), hasta el punto de que algunas empresas han renunciado a lanzar novedades que ya estaban programadas. El coste de la energía completa un panorama preocupante en el que algunas compañías ya han empezado a buscar alternativas: la relocalización gana adeptos, pese a que hay muchos productos que no se pueden comprar localmente... o, al menos, no a un precio competitivo. La otra cara de la moneda son los fabricantes españoles que están recibiendo peticiones -casi desde el inicio de la pandemia- de empresas alemanas, francesas o italianas para suministrarles determinados componentes. Si la pandemia fue una prueba de fuego, de la cual el sector salió bien parado, los retos que se han encadenado con la crisis sanitaria no tienen visos de dar tantas alegrías. La concatenación de crisis es tan grande que resulta difícil decir si al sector le preocupan sobre todo los precios de los fletes marítimos o los de las materias primas; el abastecimiento energético o las dificultades para traer componentes desde China. Tal suma de crisis es inédita y, mirándolo desde el punto de vista positivo, podría causar un verdadero revulsivo en el sector. A todo ello, hay que sumarle los retos medioambientales, que parece que ya no admiten dilaciones. La emergencia climática es urgente. De hecho, en el sector ya hace tiempo que vemos algunas medidas individuales, pero quizás es el momento de articular decisiones colectivas. Como ejemplo, una serie de empresas italianas del sector del vidrio se han unido para estudiar su futura descarbonización en un proyecto bautizado como Divina, que apuesta por la transición hacia el hidrógeno. Entre ellas, se hallan gigantes de la talla de Bormioli Rocco, Snam, RINA, Bormioli Luigi, STARA GLASS… junto a la Università degli Studi di Genova y la Stazione Sperimentale del Vetro. Italia es el segundo país europeo productor de vidrio, con más de 5 millones de toneladas anuales. Se trata de una actividad intensiva en consumo de energía, difícil de pasar al campo de la electricidad, donde ahora se estudia la alternativa del hidrógeno. También en el sector cerámico y del acero se están llevando a cabo proyectos en este sentido, en línea con la necesidad de reducir las emisiones a la atmósfera. Se espera que el proyecto dé resultados a medio y largo plazo, consistiendo en introducir una creciente proporción de hidrógeno mezclado con gas natural para hacer funcionar los hornos. Actualmente, la energía más utilizada es el gas natural, que genera un volumen de emisiones de CO2 de 1.500.000 toneladas anuales; es decir, cerca del 3,5% de las emisiones de la industria manufacturera. Usar un 30% de hidrógeno en la mezcla reduciría las emisiones en 200.000 toneladas, equivalentes a las emisiones que producen 100.000 coches. Una parte importante de la lucha contra el cambio climático corresponde a una correcta gestión de los residuos que generamos. En este sentido, el último decreto sobre residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (el tercero en pocos años) abre la puerta a modular los objetivos de recogida, sobre todo en el campo profesional, aunque todavía es una incógnita cómo se concretará ello. Pendientes de conocer la letra pequeña, parece que el nuevo texto legal daría respuesta a una queja de la Federación Española de Asociaciones de Fabricantes de Maquinaria para Hostelería, Colectividades e Industrias Afines (Felac). Esta considera que los objetivos anteriores (65% de la media del peso de los productos puestos en el mercado en los tres años precedentes) son inalcanzables, por la larga vida útil de estos aparatos, superior a la de los que se usan en el campo doméstico. Una pequeña victoria para el sector, que no obstante advierte «de los riesgos que puede acabar acarreando una transición desordenada y sin criterios claros». Pendientes quedamos de ver todo este panorama -medioambiental, estratégico y energético- reflejado en las ferias internacionales (Ambiente, Chicago), que vuelven en 2022... Covid mediante.
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