Hay modelos de sacacorchos para todos los gustos y bolsillos, desde el tradicional en dos t iempos hasta los sof ist icados eléctricos. Se ha comprobado que, con el conocimiento del mercado, son cada vez más los consumidores expertos que optan por modelos que facilitan la tarea de extraer el corcho, sin apenas esfuerzo y evitando romperlo, para no depositar las molestas motas de corcho en el vino. El modelo más clásico es, sin duda, aquel que vemos manejar con tanta maestría a los camareros en bares y restaurantes, el sacacorchos en dos tiempos, de fácil manejo con sistema de doble apoyo, al que se denomina también Pulltap. Su precedente es el modelo de un solo impulso, que es difícil de usar y requiere fuerza. La evolución más sofisticada es el Popy wine, de dos impulsos y dos palancas de acero, que hacen que se extraiga el corcho recto con poco esfuerzo. Para los más habilidosos, el sacacorchos con forma de T o de cruceta es una buena opción, por su sencillez de uso y su resistencia. Puede durar toda la vida, pero ha ido perdiendo presencia en los catálogos porque se trata, sin duda, del modelo que requiere más fuerza por parte de los usuarios. UN ARTÍCULO DE REGALO El sacacorchos se incluye a menudo como producto estrella de los sets de regalo, que integran además recogegotas, cortacápulas o termómetros Es un regalo con el que siempre se queda bien. Porque es necesario en cualquier hogar, porque los modelos más sofisticados facilitan el descorche de las botellas, porque hay sacacorchos con un componente de diseño irresistible o porque este accesorio lleva implícito un cierto «savoir vivre» heredero de los placeres de Baco. Además, en los últimos tiempos ha habido un esfuerzo de las empresas por introducir materiales cada vez más nobles y de mayor calidad, tanto si hablamos de acero como de maderas, muy presentes en los mangos. El colorido es otra de las apuestas ganadoras de este elemento, que en ocasiones adquiere formas muy características, que se han convertido en verdaderos inconos del diseño. Piénsese por ejemplo en el emblemático Buho de BOJ, un sacacorchos de zamak y acero que ha evolucionado hacia infinidad de variantes en cuanto a acabados, incluso con algunas ediciones limitadas. Ha sido elegido como uno de los 250 objetos más importantes en la historia del diseño de producto español. Por ello forma parte de la colección de objetos del MoMA de Nueva York y del Reina Sofia de Madrid. El accesorio más imprescindible del extenso universo del vino es, sin lugar a dudas, el sacacorchos. No hay hogar donde pueda faltar este utensilio, con mayor o menor sofisticación, con un diseño a la última o con una estética convencional. Lo cierto es que nunca deja de estar en los cajones de la cocina o la vitrina del bar. Sin él, los demás accesorios del vino no tienen sentido y es el elemento que todo nuevo hogar compra en primer lugar. Por ello, está presente en los catálogos de la práctica totalidad de las marcas. 48 -
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