coyuntura Lo que es una realidad incontestable es que, al menos en los que llevamos de 2020, el comercio mundial ha estado en caída libre. La Organización Mundial del Comercio prevé una contracción entre el 13% y el 32% y el principal motivo de ello no son las dificultades de transporte entre países sino la falta de demanda. Según Panjiva, una división de análisis de la cadena de suministro de S&P Global, casi dos tercios de los participantes en un evento reciente mencionaron la contracción de la demanda en lugar del cierre de los proveedores o la interrupción de la logística como la principal amenaza para las ganancias de la empresa a corto plazo. Una de las primeras consecuencias de la crisis sanitaria del coronavirus fue la interrupción de la producción china. La provincia de Hubei, donde comenzó el brote, es un centro de fabricación de componentes para automóviles, electrónica y productos farmacéuticos de primer nivel y el cierre de sus fábricas tuvo repercusiones en empresas de todo el mundo. Los cierres de puertos y aeropuertos y el aumento de las tarifas de transporte aéreo también redujeron el comercio. Superada la pandemia, la amenaza a medio plazo para las cadenas de suministro proviene de dos tipos de decisiones. Una es la sobreexposición de las empresas a este tipo de imprevistos. La otra son los gobiernos que tratan de obligar a las empresas a diversificar la oferta internacional o a traer su producción a casa. Pero no está claro que acortar o diversificar las cadenas de suministro hubiese ayudado a las empresas a evitar una crisis mundial como la del Covid19. Beata Javorcik, economista jefe del Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo, cree que «la búsqueda de los proveedores más rentables ha dejado a muchas empresas sin un plan B.Ahora se verán obligadas a replantearse sus cadenas de valor globales". Pero lo cierto es que este argumento solamente era válido en enero y febrero, los primeros meses de la crisis, cuando la pandemia se limitaba a China. En la feriaAmbiente de Frankfurt, algunos fabricantes españoles y portugueses nos explicaron que temían sufrir problemas de suministro de componentes necesarios para sus fabricados o de productos enteros que provenían de China. Otros, que fabrican sus productos enteramente en España, afirmaban haber recibido pedidos de otros fabricantes europeos que, temiendo no poder traer determinadas piezas de China, empezaban a buscar alternativas. Unos terceros aseguraban que se planteaban dejar de comprar a países asiáticos y, a partir de ahora, escoger productores europeos. Pero todo esto cambió cuando el Covid-19 llegó a Italia y, posteriormente, a España, Francia, Alemania, Reino Unido... las grandes economías europeas. Cuando las fábricas del continente cerraron por el confinamiento, dejaron de necesitar los componentes que, normalmente, habrían traído de China. La crisis de la cadena de suministro pasó de ser un problema logístico (el cierre de fronteras) a un problema de demanda (la interrupción de la producción). Otras primeras economías mundiales también son escépticas acerca de la conveniencia de cambiar el modelo actual. El gobierno japonés ha creado un fondo de 2.000 millones de dólares para que las empresas examinen sus cadenas de suministro y puedan transferirlas a Japón. Sin embargo, la iniciativa no está bien vista entre las empresas niponas. Esa reticencia puede explicarse por la lógica de las cadenas de suministro que han impulsado su expansión desde la década de 1990. También hay otro fenómeno a tener en cuenta: China se ha convertido en un consumidor apetecible. Incluso si las empresas multinacionales de los países ‘ricos’ pudieran abastecerse de alternativas baratas en otrosmercados, muchos desearían seguir estando presentes en China para poder vender. La consultora Deloitte recomienda identificar de forma activa las posibles constricciones y cuellos de botella en cada área de la cadena de suministro -ya sea interna o externa-, para entender cuáles son sus repercusiones en los resultados financieros y en los impactos en la gestión comercial y así evitar la pérdida de oportunidades; asegurar la capacidad logística, considerando rutas y modos alternativos de entrada y salida de los mercados afectados (la recuperación podría estar marcada por flujos de mercancías irregulares durante largos periodos de tiempo.Algunas empresas ya se están anticipando y preparando para la disponibilidad y la demanda regional de activos logísticos); y optimizar las fuentes alternativas de suministros: la diversificación permitirá a las empresas alejarse de los efectos nocivos de la volatilidad, subsanando el número de taponamientos en la cadena de suministros. Cuando la crisis del Covid-19 quede atrás, este tipo de decisiones quedarán en manos de las empresas y de sus ejecutivos... pero se espera que haya también una politización de determinados posicionamientos. La vieja polémica entre proteccionismmo y libre comercio está en la agenda internacional y vuelve con fuerza. 13 -
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