reportaje De «somos lo que comemos» a: «Somos lo que cocinamos» SOMOS LOS QUE COMEMOS. Esta es una afirmación que escuchamos cada vez con mayor frecuencia y que establece un vínculo directo entre los alimentos y el bienestar o el malestar de las personas, ya no solo a nivel físico (enfermedades, obesidad, energía…) sino también a nivel psíquico. Esto no es nada nuevo, porque desde hace muchos años se insiste en la necesidad de incorporar alimentos variados a nuestra dieta y en reforzar la presencia de frutas y verduras. Que alimentación y salud van de la mano ya lo dijo Hipócrates, médico de la Grecia Antigua que, antes de nuestra era, pronunció la famosa cita «Sea el alimento tu medicina y la medicina tu alimento». Sin embargo, diferentes fenómenos sociales (la incorporación de la mujer al mercado laboral, la generalización de congeladores y frigoríficos potentes en los hogares, el interés de las grandes cadenas en potenciar cierto tipo de productos, etc) hizo que determinadas costumbres poco saludables se instauraran en nuestra dieta (y, en cierta medida, siguen presentes). Nos referimos a la bollería industrial, los platos precocinados y los congelados. Más de dos mil años después de Hipócrates, en pleno siglo XXI, los profesionales de la medicina siguen insistiendo en la necesidad de cuidar aquello que ingerimos. Hay sociólogos que consideran que «no somos lo que comemos; al contrario, según lo que somos, comemos». La sociedad entera influye en nuestra alimentación: las políticas alimentarias, las campañas de educación nutricional, el consumo colectivo, la oferta gastronómica, la disponibilidad de alimentos, la industria alimentaria, el entorno geográfico, la publicidad y el marketing, la moda… hay infinidad de condicionantes. Lo que comemos es, además, un signo histórico y cultural. A través de lo que tenemos en un plato podemos conocer un país. Y es que cada pueblo posee unos hábitos alimentarios que significan un comportamiento cultural propio y característico. Un ejemplo claro lo tenemos en nuestra dieta mediterránea. La comida ha cambiado Lo que comemos ha cambiado demodo significativo a partir de una serie de condicionantes, sobre todo económicos y sociales. En los años cuarenta, la dieta media de la población La sociedad del siglo XXI está cambiando su manera de comer. Vegetarianismo y veganismo, kilómetro cero y proximidad, eco y bio, superalimentos, libres de gluten o de lactosa... están a la orden del día y forman parte de nuestro vocabulario. Todo ello está entrando no solamente en el carrito de la compra, sino también en la manera de elaborar los platos y, por supuesto, en los utensilios de cocina que se usan para ello. 54 - menaje
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