Menaje de Mesa y Cocina 120

aparatos electrónicos de consumo, como radios y videocámaras. Es decir, que se agrupan en lamisma categoría, para llevar a cabo un correcto depósito de sus residuos (en puntos limpios y tiendas) y posterior y adecuado tratamiento, incluyendo la reutilización o reciclado, pequeños aparatos de uso más o menos cotidiano, desde un taladro a una máquina de coser, un tren eléctrico de juguete, un termómetro, un termostato, un reproductor de DVD o un teclado musical. Según datos del registro de aparatos eléctricos y electrónicos del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, en 2017 se pusieron en el mercado en España 52,6millones de unidades de pequeños electrodomésticos de la antigua categoría 2. Las aspiradoras, radiadores, planchas para el pelo y para la ropa, freidoras, cepillos de dientes eléctricos y secadores del pelo, entre otros muchos aparatos incluidos en dicha categoría, sumaron un peso de 47.500 toneladas. Si se añaden los juguetes, herramientas y videocámaras que a partir del 15 de agosto cuentan como pequeños electrodomésticos, las toneladas se disparan hasta las 86.000. Llaman la atención los más de dos millones de aspiradoras o aparatos similares para absorber el polvo puestas a la venta en 2017; también los dos millones de planchas o el millón de tostadoras y otro tanto de cafeteras. Dado que se presupone que por cada aparato nuevo que se adquiere se desecha el viejo, las normativas europea y española calculan sobre el total de ventas del sector los objetivos mínimos de recogida selectiva. Cualquier establecimiento está obligado por ley a recoger un aparato “de tipo equivalente o que haya realizado las mismas funciones que el que se adquiere”. Es decir, al comprar una nueva tostadora el establecimiento al que se ha acudido está obligado a quedarse con la vieja y enviarla a un gestor autorizado. Si se quiere tirar un aparato sin comprar en su lugar uno nuevo, el usuario debe dirigirse a los puntos de recogida que tienen los ayuntamientos y las comunidades autónomas, que los redirigen hacia una posible reutilización o bien su reciclado. El Real Decreto 110/2015 especifica que “las instalaciones de recogida deberán disponer de estanterías, palés y contenedores adecuados que permitan la separación de los RAEE (Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos) destinados a la preparación para la reutilización de los restantes, evitando roturas entre equipos”. La siguiente cadena para este efectivo tratamiento de los RAEE la forman los “sistemas colectivos de responsabilidad ampliada del productor”. Algunos tienen ya datos del pasado año. Así, Ecolec afirma que en 2017 gestionó 11.000 toneladas de residuos de pequeños electrodomésticos, y Recyclia, 1.700 toneladas. Desde el Ministerio para la Transición Ecológica (Miteco) se afirma que, según los datos globales referidos a 2016, de 45.000 toneladas de producto puesto en el mercado solamente se recogieron y trataron 23.000. Es decir, la mitad, si se considera que por cada pequeño electrodoméstico que se compra se desecha otro de características similares. Según la misma información del Miteco, de esas 23.000 toneladas, prácticamente todas (21.159) se destinaron a procesos de reutilización y reciclado, aunque no se precisa qué porcentaje se derivó a uno u otro destino. Como en la mayoría de los aparatos, el plástico suele ser el componente principal, pero no hay que olvidar que, aunque en peso sean menos importantes, la presencia de elementos considerados contaminantes, como cadmio, mercurio, plomo, arsénico, aluminio, fósforo, aceites y compuestos organoclorados como los policlorobifenilos (PCB), obligan a extremar su adecuado tratamiento fina para evitar daños en el medio ambiente y en la salud. SlowJuicer... ¡no olviden super vitaminarse y mineralizarse! Es lo último en cuanto a licuado: se trata de extraer el juego de las frutas y verduras tan lentamente como sea posible. A este sistema también se le llama prensado en frío y, frente al centrifugado con que trabajan las licuadoras convencionales, consiste en extraer el jugo lentamente. El centrifugado utiliza cuchillas que se mueven a gran velocidad para triturar la fruta y verdura. Ese movimiento se basa en una fuerza centrífuga muy rápida que consigue extraer los jugos del producto licuado, separando el zumo de la pulpa. El motor hace girar las cuchillas muy rápidamente, alrededor de 20.000 revoluciones por minuto, con gran potencia para cortar, triturar y separar el líquido de los residuos. Por el contrario, el prensado en frío es un proceso suave a baja velocidad que prensa constantemente los ingredientes. Para ello emplea una pieza similar a un tornillo o molino helicoidal, con forma de piña, que se mueve a bajas revoluciones. Actúa sin superar las 60 revoluciones por minuto, pero ejerciendo gran presión. Así se extraen los jugos sin cortar los ingredientes ni aumentar la temperatura. Cada sistema da resultados distintos. Aunque con los dos podemos obtener una gran cantidad de zumo, el acabado final en el vaso muestra notables diferencias. Una licuadora por centrifugado produce una gran cantidad de zumo pero la textura en algunas ocasiones es ligeramente más densa y espesa, debido a algunos residuos en el líquido, un color más pálido y no del todo uniforme. Con una licuadora de prensado en frío se obtiene el mismo volumen, pero el resultado es más suave, homogéneo y con una textura sedosa y uniforme, de color más vivo y brillante. Y otra gran diferencia entre ambos se ve claramente en el acabado al pasar los minutos. El de una licuadora tradicional comienza a separarse en capas poco atractivas a la vista, quedándose el agua abajo y el concentrado de las frutas y verduras arriba y obligándonos a remover con fuerza para reincorporarlos si no lo tomamos inmediatamente. El éxito de este tipo de máquinas es una muestra de la corriente social hacia una alimentación sana y equilibrada, que cuida no solamente los alimentos que se consumen (agricultura biológica, kilómetro cero, consumo de proximidad...) sino también los procesos a los que se ven sometidos. En la imagen vemos el slowjuicer VitaExtract de Bosch, con sistema de MixControl, que ajusta la cantidad de pulpa que se incorpora en el jugo. Gracias a la extracción a bajas revoluciones, los ingredientes se prensan a baja velocidad sin generar calor. De este modo se preserva el valor nutricional de las vitaminas en las frutas, hortalizas y verduras de hoja procesadas. Es muy silencioso, ya que funciona a bajas revoluciones, sin perder por ello eficiencia o rendimiento. Gracias al sistema de control de pulpa también se puede controlar la cantidad que se deposita en cada zumo. El extractor de jugos cuenta con tres filtros de acero inoxidable: uno fino y otro más grueso para conseguir distintas texturas y un tercero para preparar sorbetes. Incorpora un silencioso motor de 150 vatios para lograr una eficiencia óptima, generando un nivel de ruido sorprendentemente bajo, incluso al preparar fruta congelada o verduras duras. Y, además, Bosch ha lanzando VitaBar, una app inteligente que contiene sabrosas recetas de zumos, smoothies, sopas y sorbetes. reportaje «Las aplicaciones móviles para el control remoto se han implantado ya plenamente en el sector del gran electrodoméstico y están realizando sus exitosos primeros pinos en el del minidoméstico» 25 - menaje

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