SUELOS 44 La renovación de los suelos de madera El lema de una alfombrilla del ratón que regalaba una marca de barnices en su día aseguraba que ‘Renovar en lugar de sustituir los suelos reduce el impacto climático y ahorra energía’. La realidad de esta afirmación queda claro con el dato que ofrece en este sentido el instituto medioambiental sueco Swedish Environmental Research Institute: la renovación reduce las emisiones de carbono respecto a la instalación de un suelo promedio en un 78%. Más allá del ahorro energético y de materiales, la renovación plantea otras opciones igualmente interesantes. Entre ellas, que se puede recuperar el aspecto original de un suelo de madera unos años después o, por el contrario, disfrutar de un suelo vistosamente distinto sin necesidad de cambiarlo. La renovación en el siglo XX de los suelos de madera apenas planteaba como posibilidades el grado de brillo de la superficie: mate, satinado o brillante. En pleno siglo XXI las opciones Ángel Nevado, presidente de Acip se han multiplicado: barniz invisible, tintes a la carta, texturas cepilladas, etc. Todas las marcas han desarrollado acabados más naturales, la maquinaria de pulir ha avanzado también: pulidoras rotativas monoplato o multiplato, rodillos de alambre para cepillar la madera… Evidentemente, en la elección del acabado influirán múltiples factores, y la mano del profesional. INFINITAS POSIBILIDADES Esta evolución hace que haya que conocer cada producto y su mejor forma de aplicación. Se puede oscurecer la madera levemente tan solo mojándola antes de barnizar; puede ser conveniente lijar el fondo o no, lijar la primera capa de barniz aplicada después del fondo, utilizar barnices coloreados sin entrar en tintes, usar reactivos que alteran el color de la madera de forma desigual si nos interesa… Las posibilidades son enormes. Los acabados van más en la línea de la ecología, con normativas que limitan la emisión de VOCS (compuestos orgánicos volátiles), y cuyos residuos son más fáciles de eliminar.
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