UN PROCESO SECUENCIAL Una vez obtenidos los líquidos lixiviantes (degradantes de los metales) se optimizan las variables de cada proceso, bien sea para plásticos o circuitos, para así maximizar la extracción de metales sin perjudicar el resto de los materiales. De esta forma, el método establece dos tratamientos a temperatura ambiente, el ‘bioleaching’ y el ‘electroleaching’, que proporcionan una corriente rica en metales base, un ABS reutilizable, y una tercera corriente rica en metales de alto valor añadido. Una intervención posterior, “de la que se preservan los detalles”, cierra el proceso, añaden las mismas fuentes. Como consecuencia, se ha logrado recuperar más del 95% de los metales base: cobre, níquel y cromo; y de metales preciosos: oro, plata, y platino; contenidos en plásticos metalizados y circuitos de residuos eléctricos y electrónicos, evitando de este modo la adición de compuestos cancerígenos como los cianuros o los disolventes. En definitiva, se ha obtenido una lixiviación asistida por microorganismos, en la que se han seleccionado y combinado bacterias de los géneros Acidithiobacillus spp., y Leptospirillum spp.; y ácidos residuales con técnicas electroquímicas de baja intensidad (temperatura ambiente, mínima energía y tiempos de operación relativamente cortos), consiguiendo un menor impacto ambiental al reducir los ácidos y oxidantes fuertes. Se trata, concluyen desde Aidimme, de un desarrollo necesario dado el crecimiento exponencial de residuos de equipos eléctricos y electrónicos (RAEE) que contienen una gran variedad de elementos críticos y peligrosos, así como de los plásticos metalizados por su diversa composición, y que hacen prioritaria una gestión sostenible eficaz. n Bioleaching de circuitos procedentes de RAEE.
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