M315 Industria MetalMecánica

DIGITALIZACIÓN E INDUSTRIA 4.0 49 dotando a las empresas con acceso a un flujo de datos continuo, oportuno y fiable. Este fenómeno, sumado a los casos de empresas más grandes que han transformado por completo su negocio y se han hecho dueñas y señoras de una gran tajada del negocio en el que compiten, está impulsando cada día más a las empresas a trans- formar su arquitectura empresarial (Nambisan 2017) (más por temor a quedar atrás) a través de la cual crean y obtienen valor mediante el uso del conocimiento extraído de estos datos. El proceso de transformación digi- tal puede suponer notables ventajas para las empresas, ayudándoles a crear productos y servicios más eficientes y coherentes con las necesidades de sus clientes, haciendo que los procesos de innovación y tiempos de comercializa- ción sean mucho más cortos (Urbinati et al. 2020). Sin embargo, lomás impor- tante no es tener la infraestructura para obtener los datos, ni tan siquiera datos en sí mismos, el gran elemento diferenciador es cómo la obtención de estos datos está alineada dentro de un plan de transformación digital y ejecutada dentro de una estrategia de transformación digital empresarial. Lo cual, a grandes rasgos puede pare- cer lo mismo, sin embargo, no lo es. Y es en este punto donde debemos iniciar nuestro viaje de qué hacer con los datos que estamos obteniendo. Según McKinsey (McKinsey Digital 1/25/2018) existe una gran diferen- cia entre tener una estrategia digital razonable en papel e implementarla exitosamente. La estrategia digital es una es una política orientadora para la creación de valor a través de la explotación de las tecnologías digi- tales para alcanzar unos objetivos a largo plazo, incluyendo el contorno externo, el potencial tecnológico en el escenario competitivo actual y la evolución del mercado. Por otro lado, la aplicación de la estrategia digital se refiere a traducir la estrategia for- mulada en un plan y un conjunto de acciones concretas. Este plan debe ser coherente entre las acciones de la empresa y los objetivos definidos en la formulación de la estrategia digi- tal. Algunos estudios indican que una implementación eficaz de la estrategia es más crítica para evitar el fracaso que la formulación de la misma. Por un lado, una implementación precisa permite adaptarse a condiciones cam- biantes, corrigiendo una formulación inexacta, pero, por otro lado, una buna formulación no tiene ningún valor si no se ejecuta correctamente. El uso generalizado de las tecnologías digitales y la capacidad de recopilar datos de los productos y sus procesos productivos permiten a las empresas reconvertir sumodelo de negocio tradi- cional en unmodelo de negocio digital que puede conducir a aumentar su ventaja competitiva (Noble 1999). Sin embargo, la transformación digital no siempre es sencilla. De hecho, debido a la alteración de actividades, proce- sos y capacidades, los procesos de transformación digital suelen fracasar. De acuerdo con algunas estimacio- nes recientes, entre el 66% y el 84% de los proyectos de transformación digital fallan (Libert et al. 2016), una proporción considerable teniendo en cuenta los costos de poner en marcha este tipo de proyectos. Hay muchas razones por las cuales los proyectos de trasformación digital pueden fallar, entre ellas se pueden dar (Libert et al. 2016): • Miedo al fracaso. • No tener una adecuada gestión del cambio para empleados y clientes, con respecto a sumanera de trabajar e interactuar con la empresa. • Divergencias gerenciales en las estrategias formuladas. • Desencuentro con las capacida- des digitales de los empleados. Sin embargo, una vez se logran sobrellevar estos obstáculos, las ven- tajas competitivas que se generan son enormes. Uno de los conceptos claves de la Industria 4.0 es la fábrica inteli- gente, concebida como un sistema de fabricación totalmente conectado, que funciona casi sin necesidad de la interacción humana mediante la generación, transferencia, recepción y procesamiento de los datos necesa- rios para llevar a cabo todas las tareas requeridas para producir algún tipo de bien (Osterrieder et al. 2020). Son muchas las aplicaciones que se pueden desarrollar en estas fábricas inteligentes y van hasta donde la ima-

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