M313 Industria Metalmecánica
METALES 'FANTÁSTICOS' 25 sílex, se producían chispas, poderosas partículas incandescentes capaces de prender hojarasca, o hierba seca, y con ello encender fuego. Ese inesperado y poderoso aliado, era capaz de ilu- minar, dar calor, cocinar y ahuyentar enemigos. Más tarde, con la aparición de los hornos y aumento de la temperatura que podían alcanzar en su interior, permitieron liberar el metal de su ‘cascara’ revelando en su estado puro, nuevas cualidades: algunos se descubrían maleables; otros mucho menos resistentes que en su forma ‘contaminada’; y otros, por el contrario, veían sus características de dureza, resistencia, y tenacidad, aumentadas, sin saber que eran producto de una mezcla, estamos hablado, por poner un ejemplo conocido, del acero. En el proceso de obtener hierro se han de reducir sus menas, calentándolas en presencia de mucho carbono, el cual acaba entrelazándose en la estructura cristalina del hierro, formando acero, contra más tiempo pasa ‘contaminán- dose’ de carbón más duro y resistente era el metal resultante. Al igual que el acero, las primeras pepitas de hierro que consiguieron recolectar civilizaciones de todo el mundo antiguo eran en verdad una aleación. Debido al escaso cono- cimiento de entonces y los pocos medios para distinguir unos meta- les de otros, o su composición, (lo que hoy en día se conseguiría con un espectrógrafo), lo que se creyó durante mucho tiempo que era hierro puro, ahora sabemos que contenía trazas de níquel, pero en lo que sí acertaron aquellos ciudadanos anti- guos que pudieron echar mano de alguna pepita de este precioso metal, fue el otorgarle un origen celestial, pues dichas pepitas eran fragmen- tos, pequeños meteoritos, del tipo de hierro más abundante en el universo. De este modo, se concluye, que los intentos frustrados de obtener este tipo de hierro dieron lugar a dos resultados de lo más dispares: el hierro en su estado puro, (o lo más puro que se puede conseguir con un muy bajo contenido en carbono), un metal de pobres cualidades mecáni- cas; y el acero, que ha demostrado, hasta la fecha, tener unas cualidades mecánicas perfectas, tanto para la manufactura y fabricación de armas, y elementos de construcción. En este momento, es oportuno destacar que perfeccionando las técnicas de alea- ción y encontrando la receta perfecta de carburación, se llegó al desarrollo del acero de Damasco, un acero de cualidades tan envidiables, que aún hoy es el mayor reto al que se puede enfrentar un forjador profesional de armas moderno. De la misma manera que con el hierro, pero mucho antes de que apareciera en escena, el gran protagonista fue el cobre, el ser humano pudo entrever su potencial gracias a la gran facilidad con la que se conformaba una pepita de este material, un buen golpe deci- dido conseguía una gran hendidura. Otra ventaja del cobre que le otorgó su pronto éxito fue su bajo punto de fusión, por lo que no se necesitaban hornos ni muy modificados, ni muy avanzados como los necesarios para obtener hierro o un buen acero. El cobre demostró ser muy polivalente, pues fue utilizado para muchos uten- silios diferentes de muy distintos fines, permitiendo a los ciudadanos de las civilizaciones prehistóricas desarrollar objetos de decoración, del mismo modo que se fabricaban armas, uten- silios de cocina, de tocador o incluso joyas. Esta capacidad de dar cuerpo a infinidad de objetos y satisfacer gran cantidad de necesidades diarias, de manera fácil y económica, demostraba lo rentable que era para una indus- tria duradera, estable y de beneficio seguro, cosa que lo mantuvo en las primeras posiciones en el ranquin de los metales más utilizados y codiciados, durante los primeros años de la historia después de Cristo, toda la edadmedia, hasta llegar a nuestros días, en los que se ha proclamado cómo mejor conductor de la electricidad, y con él se desarrollan todas las instalaciones eléctricas y tendidos de alta, media y baja tensión. Dada la abundancia del cobre y su faci- lidad para alearse con otros metales, no debimos esperar mucho tiempo Figura 1: Daga encontrada junto al cuerpo del faraón Tutankhamon, fechada en el 1350 a.C. Figura 2: Pieza de cobre arsenical con filo de corte, perteneciente a la momia Ötzi y datada del 3300 a.C.
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