Licencias Actualidad

ENTREVISTA 58 público y la prensa, y se han convertido en los grandes coproductores de series y largometrajes. En el caso de estas plataformas, hay una evolución que ya estamos notando: han pasado de comprar derechos no exclusi- vos a empezar a exigir una exclusividad por plataforma, lo que limita los ingresos a corto plazo, pero hará que las apuestas de las plataformas por determinados con- tenidos sean más duraderas y de más calado. ¿Cómo está afectando el cambio en los hábitos de consumo de contenidos a su actividad? ¿Y al sector en general? Ese cambio, esa evolución, la llevamos viviendo en Zinkia desde el año 2007, cuando publicamos nuestros primeros vídeos en Google Video, YouTube, e incluso en E-Mule. Desde entonces, las audiencias no han dejado de crecer año tras año. El enfoque creativo y de producción de los contenidos ya no puede basarse solo en un medio, ya que no se hacen series para televisión con un formato muy determinado y con unas premisas bastante definidas. Tenemos que crear contenidos específicos para medios digitales como YouTube, que han de producirse en para- lelo a los que producimos para televisión y plataformas como Netflix, contenidos que deben diferenciarse, pero manteniendo una narrativa que les de consistencia. Casi todo, en mayor o menor medida, tiende a esa llamada narrativa transmedia. Eso incide en la forma en la que creamos los contenidos, en la inversión, en los tiempos de producción y en la forma de venta y distribución de contenidos. ¿Creen que nos dirigimos hacia un consumo audiovi- sual a la carta y alejado de la televisión tradicional? Creo que sí. La televisión como la conocíamos hace diez años se ha transformado y seguirá en ese proceso hasta fundirse con un consumo a la carta. Los primeros con- tactos de los niños con el audiovisual se han desplazado de la televisión a YouTube y eso influye decisivamente en cómo ven y en cómo consumen sus contenidos. Lo que ven les determina, pero dónde y cómo lo ven, también. Las televisiones lo saben y ya están adaptando su oferta acercándose a un consumo a la carta, más interactivo y menos rígido que la parrilla de programación. ¿Cómo valoran la situación actual del mercado del licensing? Complicada, muy complicada. La agresividad comercial de algunas “majors” ha saturado el mercado de marcas y de productos de licensing de no muy alta calidad. Abrir la puerta a que varios licenciatarios fabriquen la misma categoría de producto de una misma marca, a cambio de cobrar un mínimo garantizado (lo más alto posible), ha generado una sobreoferta de productos de muy bajo valor añadido y mucho volumen. El retail ha almacenado productos que no rotaban, no se daba entrada a marcas nuevas y no se invertía en diseñar productos más nove- dosos y de mejor calidad. Desde mi punto de vista, ahora todos estamos pagando esa estrategia errónea, incluso aquellos que la promovieron. "Hay una búsqueda incesante de cómo abaratar los costes de producción basado en la tecnología, que seguro que evolucionará hasta reducirlos" ¿Qué oportunidades creen que se desprenden de la situación actual? ¿Creen que cambiará mucho el sector en los próximos años? Hoy tenemos más oportunidades que la década pasada para producir contenidos: las jugueteras se han conver- tido en productoras, las tiendas de venta online tienen sus plataformas de vídeo bajo demanda y también producen, e incluso los grandes fabricantes de hardware financian proyectos audiovisuales y tienen sus propias plataformas. Por otro lado, la diversidad de plataformas conlleva una dispersión de la audiencia que dificulta que los conteni- dos alcancen suficiente reconocimiento para alcanzar el estatus de marca y que puedan llegar a tener una buena estrategia de productos de consumo. Hay una búsqueda incesante de cómo abaratar los costes de producción basado en la tecnología, que seguro evolucionará hasta reducirlos. Esos costes de producción, a día de hoy, siguen siendo muy elevados, salvo que renuncies a la calidad o produzcas en países donde se explota a los trabajadores (debemos ser sensibles a este tipo de conductas porque hay contenidos infantiles financiados por compañías de primer mundo, que se producen bajo condiciones labora- les casi inhumanas, y parece no importarnos). El big data es otra gran baza, que nos permite entender por qué se consume más un tipo de contenido que otro, determinar por qué algo tiene éxito, analizar cómo se comportan las audiencias o qué les gusta de verdad. Me apasiona ver el dinamismo de un sector que corre a la misma veloci- dad que la sociedad, que transforma desde la tecnología aspectos que son muy importantes, sin variar la esencia creativa de las cosas: cuenta buenas historias y la gente vendrá a escucharlas. n

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