JW95 - Job-Wear

ZONA DE DISEÑO 26 • Usted ha confesado que no entiende a las mujeres que van con pantalón vaquero. ¿No le parece arriesgado? ¿Arriesgado por qué? • También le encanta lo fluido por encima de lo ceñido. Es mucho mejor sugerir que mostrar. • Determinadas marcas han puesto la moda al alcance de todos los bolsillos. ¿Qué tiene de bueno y qué tiene de malo? No es ni bueno ni malo, cada uno opta por una manera de hacer las cosas. Nosotros apostamos por el lujo asequible con conciencia ecológica. • Antes con la moda se marcaban las diferencias de clase, ¿cómo hacemos ahora? Adolfo Domínguez no marca la diferencia de status, marca la diferencia de espíritu, alma e intelecto. Dios es belleza. • ¿Cuáles son las prendas comodín para la mujer? Un vestido, sin duda. Un vestido de punto. • ¿Y cuáles las del hombre? Un cárdigan de cuello alto, un traje de pantalón, o un pantalón de punto. • Usted viste con su marca de pies a cabeza, incluyendo los zapatos. ¿Es una forma de promoción? Todo importa. Una pamela a veces hace la diferencia, o un zapato. Buñuel no sería lo mismo sin un bottier. • ¿De no haberse dedicado a la moda qué otro oficio le llama la atención? Si volviera a empezar me gustaría ser físico; me encan- tan las estrellas. • ¿Se descubrió como diseñador después de haber valorado otras salidas artísticas? No pensaba serlo, pero la profesión me estaba espe- rando en una de las vueltas de la vida. • Se le atribuye la frase de que “la obesidad se debe al ocio”. ¿Cuánto come usted? No lo peso, pero lo justo para vivir. Cuando yo era niño las neveras estaban vacías. El ser humano siempre comió menos de lo que quiso hasta hace 30 o 40 años. • Usted trabaja en familia, con sus hijas Adriana y Tiziana y con su sobrina Gala ¿Qué rol tienen encomendado en su organización? Adriana es ahora quien dirige la firma, con el respaldo y participación de todos. Mi hija Tiziana es una pintora formidable, siempre ha sido una mujer muy artista. Nosotros la dejamos hacer y desarrollarse como dise- ñadora. Además es la directora del Departamento de Responsabilidad Social Corporativa. Gala, mi sobrina, trabaja hace años con nosotros. Ella lleva una carrera independiente con su blog, que es un rotundo éxito. Viene y da su opinión, y dirigió varias temporadas una parte de la colección línea U que es la Music Collection. Es una buena estilista, fotógrafa y modelo. • ¿El buen diseño es rentable en estos momentos? El buen diseño es obligatorio. • Dicen que la historia se repite. ¿Las crisis también? Todo se repite, pero siempre con variables. • ¿Cómo ve el futuro del estado del bienestar tras la pandemia? Yo no hablo de futuro. • ¿En este momento es posible dar aliento a quienes están empezando en el mundo de la moda? Claro, siempre que sean conscientes de que esto es un oficio. Si diseñan que no se queden exclusivamente con el diseño, hay que producir y sobre todo vender pensando en el comprador. Un escritor puede escribir lo que quiera, un poeta también, pero un diseñador no. La soberbia es un vicio de juventud. Los chavales que hay ahora deben aprender a ser humildes y, a partir de ahí, todo llega. • Desde hace años se abren grandes tiendas —marcas globales— y se cierran las pequeñas. ¿Seguirá esta política en un futuro inmediato? El futuro es tan imprevisible… • ¿Contra la actual crisis? No hay otra opción que internacionalizar las marcas, aunque sea con una multinacional de bolsillo como la mía. Nuestra intención, postpandemia, es centrar- nos en América Latina. Ya estamos muy asentados en Méjico. • ¿Cuál es el sello propio de sus colecciones que, aparte de atraer, se llevan buenas críticas? El alma, la poesía. • Es usted embajador de la lucha de Al Gore contra el cambio climático. ¿Dónde coincidieron y cómo des- cubrieron que tenían ideas en común? Al Gore llegó a mí porque en el mundo empresarial éramos cuatro gatos los que sentíamos esta inquie- tud. Una empresa ya no puede ser no sostenible. Debe adaptar el proceso de producción, la distribución y todas sus estructuras de manera sostenible, que no agredan al medioambiente. Las razones son claras, hace ciento cincuenta años sólo un millón de personas habitaban el planeta y, ahora, son siete mil. Lo cubren todo. Por otra parte, la tecnología que avanza tan rápi- damente puede agredir de muerte a la naturaleza. Hay que reeditar unas normas éticas que hasta ahora han sido sólo para los humanos. Se hace imprescindi- ble englobar toda la biosfera donde viven animales y vegetales, la naturaleza. Este comportamiento impla- cable que hemos infringido a nuestro entorno tiene que cambiar, porque todos somos hijos de la tierra. • Rechaza el que la mujer se vista como un árbol de Navidad. ¿La belleza está realmente en la sencillez? Las mujeres tienen que ser mujeres, y los árboles de Navidad árboles de Navidad. • Ahora la moda reúne las tendencias más diversas. ¿Podemos considerarlo una riqueza o una falta de estilo? Depende de qué tendencias.

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