ENTREVISTA 75 Otra dificultad, que ya he comentado anteriormente, es todo el tema burocrático y de certificados. Aquí la dificultad reside en saber gestionar todo este tema, y cada vez es más importante la interconexión cultural de los profesionales. En este sentido, cada vez hay más trabajadores chinos que hablan inglés e intentan entender nuestro mundo, y nosotros deberíamos hacer lo mismo. Aunque nos guste más o menos, se trata de una de las principales potencias mundiales, y en los últimos 40 años han hecho una evolución que ninguna otra civilización ha conseguido. Por lo tanto, hay que respetar a ese mercado, y sin esta visión la cooperación será complicada. ¿Y qué ventajas existen para las empresas españolas a la hora de fabricar en China? Creo que es más un tema comparativo. Hay que fijarse en lo que cuesta producir en un sitio y en otro, en la velocidad (aunque es cierto que existe el inconveniente de la logística y la distancia). Aunque claro, estamos hablando de un lugar donde hay un clúster importantísimo: si necesitas cualquier elemento electrónico, mejorar el packaging, lo que sea, todo lo tienes a mano. Además, cuentan con una industria con una experiencia ya importante. Así que se trata, sobre todo, de una comparativa de precios. ¿Y para el mercado español, en concreto, qué peso tiene la fabricación en China? Sin tener números exactos, diría que sigue siendo bastante elevado. Es verdad que ha habido alguna deslocalización en categorías concretas, como muñecas o ciertos artículos de mucho volumen, pero diría que en general sigue siendo elevado el peso de la fabricación en China. ¿Cómo cree que es la relación entre las empresas españolas y los fabricantes en China? Depende mucho de la relación comercial que exista entre ambas partes y del volumen de negocio. Como decía antes, una cosa es hacer un pedido al año, y otra diferente es tener una estabilidad y contar con un centro de producción con una actividad constante. Esto último requiere de una relación directa y constante, ya sea a través de alguien que esté allí o de externalizar esta relación. Es cierto, también, que la distancia puede dificultar esta relación, y suele haber conflictos por problemas en la comunicación, ya que cuando vas una vez allí te dicen una cosa, pero después por mail quizá lo matizan y ya no es exactamente lo mismo. Esto puede pasar. Una vez más, la interpretación de las diferencias culturales es clave. De cara al futuro, ¿qué retos cree que deparará la fabricación en China? Los retos que se presentan son importantes. Vuelvo a insistir en la necesidad de superar todas las barreras burocráticas y suavizar todos los procesos. Creo también en la importancia de entender la innovación y de combinar esta innovación con los dos mundos, porque ahora partimos de una situación más de igualdad. Antes todo iba de aquí para allá, pero ahora nos podemos retroalimentar. Así que es importante empezar a considerar a China como un mercado, ya que si en algún sitio está creciendo el juguete es allí, y si en algún sitio existen muchas empresas operando y muchas oportunidades es también allí. Así que es importante estar presentes en China. Nuestro mercado es cada vez más pequeño, los mercados maduros de la vieja Europa son cada vez más pequeños y con menos operadores. Cada vez hay más dificultades y, por lo tanto, o somos globales o no somos. Y ser global no es solo dirigirse a Europa, quizá hay que pensar un poco más en grande. n La fabricación en China continúa teniendo un peso importante en el mercado juguetero español.
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