JG263_JUGUETES

ENTREVISTA dispositivos digitales y los juegos tradicionales es crucial para garantizar un desarrollo integral, en el que se promueva tanto el bienestar emocional como el aprendizaje académico. Los juegos y juguetes, al ser una fuente de diversión y aprendizaje, deberían continuar ocupando un lugar privilegiado en las aulas, proporcionando a los/las estudiantes las habilidades necesarias para enfrentarse a los desafíos del mundo actual. ¿Cómo se puede conseguir el equilibrio entre el uso de dispositivos digitales y los juegos tradicionales? En este sentido creo que hay que hacer una clara diferencia entre la tecnología que requiere una actitud activa del niño/a (programación, robótica, etc.), de la que supone una actitud pasiva (ver vídeos). Por otro lado, también es importante entender si se trata de un contenido educativo programado o no. Por último, también es conveniente tener en cuenta si esa tecnología precisa del uso de pantallas o no. Y en el caso de utilizar pantallas, conviene restringir su tiempo de uso al tiempo máximo recomendado por los expertos/as. En estos momentos vemos como tanto las familias, como los/las docentes piensan que las tecnologías están disminuyendo el tiempo de juego, pese a que es una actividad preferida por niños/as y pese a que le asocian unos mayores beneficios para el desarrollo infantil. Lo que ocurre es que el juego requiere de una actitud activa y por tanto de un esfuerzo por parte de los niños/as e incluso por parte de los padres/madres para alentarlo, pese a que lo ideal es que se produzca de una manera libre y espontánea. Pero la tentación de combatir el aburrimiento recurriendo a las pantallas suele ser demasiado difícil de resistir. Por ello, nos encontramos en una situación a nivel social en la que tenemos que promocionar el tiempo de juego en la infancia, fijando tiempos objetivos mínimos y espacios para que se produzcan. ¿Qué papel juegan los padres y los docentes en maximizar el valor educativo del juego? El rol de padres y docentes es clave para maximizar el valor educativo del juego al guiar y enriquecer la experiencia. Padres y madres seleccionan juguetes adecuados, participan activamente en el juego y crean entornos que combinan aprendizaje y actividades cotidianas. Además, fomentan la reflexión para conectar lo aprendido con la vida real. Por su parte, los docentes integran el juego en el aprendizaje formal, promueven la colaboración y adaptan actividades a las necesidades individuales de los niños. Ambos roles estimulan la creatividad y el pensamiento crítico, ofreciendo retos que inviten a explorar soluciones diversas. Cuando colaboran, refuerzan mutuamente el aprendizaje: los docentes pueden proponer actividades para casa, mientras los padres comparten avances observados. Esta sinergia convierte el juego en una herramienta poderosa para el desarrollo integral del niño. ¿Cómo prevé que evolucionará el uso de juguetes y juegos en las aulas en los próximos años? Es probable que en los próximos años veamos un equilibrio más consciente en el uso de juguetes y juegos en las aulas, integrando tecnología de manera responsable mientras se rescata el valor del juego tradicional. Como sociedad, hemos reconocido los riesgos del uso excesivo de las tecnologías, y ya existen iniciativas de gobiernos, docentes y familias para limitar su impacto negativo. Esto abre una oportunidad para promover el juego en la infancia, tanto en el entorno educativo como familiar, destacando sus beneficios comprobados en el desarrollo físico, cognitivo y emocional. Además, el juego no solo es un medio educativo, sino también un derecho fundamental de los niños, lo que convierte en responsabilidad de los adultos garantizar su presencia y calidad. Esta evolución busca integrar recursos innovadores con prácticas que respeten las necesidades de la infancia, priorizando el aprendizaje activo, creativo y equilibrado. n JUGUETES Y JUEGOS EN EL APRENDIZAJE EN LAS AULAS Al preguntar a Pablo Busó, coordinador del departamento de Investigación infantil y Pedagogía de AIJU, y Ana Mata, coordinadora de la Guía AIJU, por cómo puede ayudar el uso de juguetes y juegos en el aprendizaje en las aulas comentan que “el 88% de los/las docentes encuestados/as manifestaron su preocupación por la cantidad de tiempo que los alumnos/ as pasan frente a dispositivos digitales, advirtiendo que este uso excesivo podría afectar negativamente el desarrollo de habilidades como la comprensión lectora y la escritura. Además, muchos educadores señalan que el uso pasivo de las pantallas, como la visualización de vídeos, no fomenta la creatividad ni la interacción social en los estudiantes. Esta sobreexposición puede llevar a la fatiga cognitiva y reducir el tiempo dedicado a actividades más activas y beneficiosas como el juego físico”. Y añaden: “Por otro lado, los niños/as que participaron en el estudio reconocen que el juego les permite desarrollarse en múltiples aspectos, no solo en el ámbito académico. Un alto porcentaje señaló que disfrutan más de su tiempo de ocio cuando interactúan con amigos/as, juegan al aire libre o realizan manualidades, actividades que promueven la cooperación, la empatía y la imaginación”. 25

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